LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

miércoles, 29 de enero de 2014

YO SOY UNO DE ESOS...

Me pidió mi opinión y yo, sin pensarlo se la ofrecí. No es que el tema fuese de mi entero conocimiento o que yo estuviese al tanto de lo que allí se debatía, pero abrí la boca y antes de concluir con mis conjeturas me di cuenta que el zapato ya se había atragantado en mi garganta.

Podía leerlo en los rostros que me rodeaban y en sus gestos, porque es muy fácil decepcionar cuando uno intenta encaramarse en los hombros de los demás seguro de sí mismo y confiado de que no importa lo que digas, emergerás triunfador.

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Aplastado por su propia ineptitud. Aquellos que como yo han tenido esta experiencia, deben saber que es parte de la naturaleza humana el no poder aceptar un trago de humildad y confesar nuestras lagunas de ignorancia.

De vez en cuando sentimos ese impulso de levitar sobre la muchedumbre y desplegar nuestros colores, algo así como un Pavo Real. Todos tenemos la necesidad de brillar, de sabernos a la altura de los demás, aunque nuestra armadura necesite una capa de antioxidante y la corrosión mine nuestros sentidos.

Hay una genética que desfigura nuestras intenciones y como nunca abandonamos del todo la inocencia de la niñez actuamos en concordancia con esos impulsos primitivos. Entonces es cuando la cagamos.

Pero aún nos queda tanto por vivir que siempre habrá oportunidad de madurar y aprender nuevos modales. La autoestima volverá a recuperarse y la próxima vez que se requiera nuestra opinión, reflexionaremos hasta agotar todos los recursos; entonces sonreiremos y nos encogeremos de hombros.

Marco Antonio

7 comentarios:

  1. Buena reflexión. Es cierto que a veces nos largamos a opinar de asuntos que requieren un conocimiento o una experiencia que no tenemos, pero también hay quien pide esa opinión sabiendo que no es "materia opinable" así porque sí. De todos modos debemos reconocer que hay franjas del planeta en las que los opinólogos están por todos lados: todo mundo opina de todo, aún de lo que no tiene la más remota idea. Por aquí, por ejemplo. Todos tenemos algo que decir sobre casi cualquier cosa. No vendría mal, no nos vendría mal, que la humildad se enseñara en los colegios, como materia indispensable para aprobar el curso. Gracias, Marco, por hacernos pensar sobre el asunto. Abrazo.

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  2. Mi querida Raphaela, no son muchos los que se atreven a reconocer "que a menudo cojeamos de esa pata". Esa abrumadora necesidad de ser importante y estar al frente de la comitiva es una enfermedad endémica y contagiosa. Ahora me muerdo la lengua antes de opinar sobre los temas que no domino, sonrío y zarandeo mi cuerpo, pero no abro la boca por temor a lo que pueda descubrir en los rostros que me miran.
    Un "te quiero" de los que cruzan el mar buscando mi alma gemela.

    Marco Antonio

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  3. Tienes razón querido amigo, no soy muchos los que tiene la humildad de reconocer que se han equivocado, siempore tienen un por qué una respuesta que sale de la galera, pero les es muy difícil reconocer el error. Tú lo hiciste y si actuaste fue con buena intención, no te "siento" pavo resal en absoluto, es más creo que has tenido la mejor buen volutad, solo que en esta ocasión no sabías la letra. Todo se aprende en esta vida querido Marco los buenos aprenden, a los otros mejor olvidarlos. Te quiero amigo!!

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  4. Ser parte de la indolencia de los hombres me hace sentir acompañado, seguro de mi mísmo. Somos una máquina de defectos que funciona a la perfeccion. También poseemos otra virtud, no somos para siempre.
    Mi cariño va a tu encuentro
    Marco Antonio

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  5. Estupenda reflexión.
    aunque no siempre opine, te sigo.

    Un fuerte abrazo.

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  6. Gracias, aúnque no siempre me sigas yo no te olvido. Me encanta lo que escribes, yo también estoy al tanto de tus quehaceres.
    Un beso
    Marco Antonio

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