No sé cuando
se apagó mi voz y con ella la ilusión que siempre acompañó mis
sueños.
Aquellos que como yo, preñados de esperanzas aún intentan establecer un
dialogo con la vida, nunca han recibido una respuesta coherente.
Fue en un momento de esos
cuando mi entusiasmo se desveló en
medio del camino y desperté en este caos, en este sin sentido que se va
desfigurando cada vez más.
Sigo apagado pero estoy seguro de que hay respuestas
al por qué de las preguntas que volverán a perseguirme y terminaran arrastrándome hasta algún lugar de este círculo vicioso, tan
abstruso como el ayer o tan desconcertante como mañana.
Ésta vida nos debe
alguna que otra respuesta pero no nos ofrece muchas alternativas. No vamos a elegir
la frigidez de la espera, o la respuesta final acechando en la oscuridad de un sueño eterno,
mejor es ejercer nuestros derechos biológicos cuando aún los tenemos y dar rienda suelta a la curiosidad . No quiero agonizar en el precepto de la incógnita. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Qué es este espacio
que ocupo? ¿Quién lo ocupará cuando mi
tiempo haya terminado? ¿Por qué estoy aquí?
Retomaré mis Carta s a la
Vida y aunque sospecho que el fondo de ése cajón no es el lugar para
encontrar las respuestas... Tampoco la esperanza.
Marco Antonio