LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

domingo, 17 de octubre de 2010


Una audiencia heterogénea. Ingleses, españoles, alemanes, franceses y algún que otro lunar étnico dispersado entre la nutrida mezcla de invitados. El joven Yago se acercó al podium y todas las miradas se posaron en él. Aprovechó el breve silencio para pasear su mirada de una mesa a otra hasta que finalmente se detuvo donde los novios. Sonrió para sí mismo y con gran cuidado desdobló la hoja de papel que sostenía entre sus manos. Dejó que sus ojos volvieran a recorrer el inmenso salón y sin más preámbulos, comenzó a leer:

MENSAJE PARA EL RESTO DE VUESTRAS VIDAS.

Hola…otra vez (sin traducir)

Bueno, por fin lo ha conseguido. Es joven, simpático, audaz, carismático y en estos momentos está viviendo el momento más importante de su vida. Sin duda, los años que tiene por delante representan su competición más emocionante y decisiva. Y no lo hará solo, sino junto a la persona destinada a acompañarle en esta aventura. Sí, lo ha conseguido, y debemos felicitarle. David Cameron es primer ministro de Inglaterra.

Ahora que ya he ganado la atención de, al menos, la mitad del público, dejadme que os cuente una pequeña historia. Una historia que comienza en un pequeño hotel de Glasgow a finales de los años noventa, cuando una estudiante ovetense de Administración de Empresas que pasaba un año de Erasmus en Londres está a punto de confesarle a su padre la noticia más importante de su vida. Los dos están desayunando tranquilamente cuando, de repente, de los ojos de la chica empiezan a brotar lágrimas que caen sobre el mantel de la mesa. El padre, sorprendido, interrumpe su desayuno y le pregunta qué le pasa. Ella, sin poder reprimirlo, libera su secreto: “Papi, estoy enamorada de un inglés”. Aquella fue la primera vez que el padre, médico cardiólogo, estuvo a punto de someterse a sí mismo a un masaje cardiaco para recuperarse de su propio infarto. Porque aquella noticia revelada entre llanto suponía mucho más que la entrada de un tío de otro país en la familia. Aquella noticia tenía más peso que el típico cotilleo familiar de “la niña se ha echado novio”. Aquella noticia hablaba de un amor que no estaba sellado con fecha de caducidad. Aquella noticia abría las ventanas a otra ciudad, a otro país, a otra vida. Y la chica lo sabía. Y el padre lo sabía. Y por eso ella lloró. Y por eso él decidió dejar el infarto para otro momento.

Han pasado ya doce años desde aquel atragantado desayuno de un hotel en Glasgow, y las cosas les han llevado a reunirnos a todos hoy en esta catedral. Nos alegramos de su boda, sobre todo, porque les conocemos, porque sabemos que se merecen el uno al otro. Sabemos que Susana es tan guapa por fuera como por dentro y sabemos que los músculos y la narizota de Ross son sólo la prolongación exterior de su gran corazón.

Como queda mal que hable bien de mi propia familia, dejadme que haga un poco de promoción de los fabricantes de este gran atleta, brillante trabajador y fiel súbdito de Su Majestad la Reina: los padres de Ross, Robert y Marylin. Les conocí en un restaurante de Twickenham cuando Ross y Susana ya llevaban varios años siendo la pareja de moda de Londres después de David y Victoria Beckham. Me parecieron encantadores: gente noble, sencilla y cariñosa. Según me contó Susana algunos días después, yo también les caí muy bien por usar varias veces en inglés la palabra “fucking”, lo cual no sé si dice bien o mal de mí, pero muy bien de ellos. Algunos años después conocí a Kay, la hermana pequeña de Ross, que está a la altura del resto de su familia en simpatía, y que espero sea mi maquilladora personal cuando llegue a presentar mi propio programa de televisión. Susana es muy afortunada de tener unos suegros y cuñada así, y nosotros, la parte española del contrato, debemos estar agradecidos por habernos topado con unos ingleses algo más normales que la Familia Real Británica.

Quiero felicitar a mi hermana y a mi nuevo hermano –nuevo oficialmente, por que le quiero como a un hermano desde hace muchos años- por el apasionante lío en el que se acaban de meter y porque a partir de ahora, más que nunca, se sentirán todavía más unidos por ese raro invento del amor cuando cada uno esté en Hong Kong, Líbano, China, Colombia o esos sitios tan raros a los que van a ganar mucho dinero.

Ross, te has metido en la canoa más sólida y bonita en la que hayas navegado, y no tengas ninguna duda de que, con la remera que te has agenciado, el río de vuestro matrimonio será mucho más emocionante que el descenso del Sella. Esta boda es el final de aquella noticia que brotó entre lágrimas de un hotel de Glasgow. Pero esta boda es también el principio de una larga lista de noticias con las que, en los años que están por venir, haréis que nos broten lágrimas de alegría a todos nosotros.

Felicidades a los dos y, como dirían los Monty Python: “A continuación, algo completamente diferente”.
(And now for something completely different”).

Muchas felicidades y disfrutad del río.


Publicación autorizada por Yago Gonzalez oct 2010