LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

viernes, 23 de diciembre de 2011

¿A DONDE VAS?

¿A dónde vas con tanta prisa? Le pregunté cuando pasó por mi lado cubriéndome con su aura tibia que era lo más parecido a una caricia. Pero no recibí respuesta, sólo que aún con mis ojos cerrados fui capaz de percibir su sonrisa, su adiós definitivo, como si se alejara en un tren dejándome la sensación de que nunca regresaría.

Hoy es Navidad y lo llevo retratado en mis pupilas con su carpeta de recuerdos igual a lo que me ocurre con la visión de mi madre desde hace tantos años. También era Navidad aquél día cuando descubrí su secreto. Cortaba el pavo cuando casualmente comentó que tenía cáncer. El sentido de la vida tomó otro curso.

¿A dónde vas con tanta prisa? y el eco retumba en mi cabeza. Era un buen hombre forjado en un tiempo difícil para España, un hombre con valores inquebrantables y un corazón donde no cabía todo el amor que sentía por su familia. Su hija, mi mujer, no lo ha llorado, el dolor y la sorpresa le han quemado las lágrimas. Su mujer no ha regresado a la inmensa realidad de lo sucedido y calla su pena.

Nunca tendremos la ocasión para decirle ahora lo que pensamos era necesario que supiera entonces, tampoco estamos autorizados para detener el tiempo y auto flagelarnos bajo la estrella de Belén. Se han marchado como lo haremos nosotros y la vida continúa. Entonces me pregunto: ¿A dónde voy con tanta prisa? Abro la ventana y el aire gélido de la noche me trae en las voces de un coro de niños las notas de un villancico.


Marco Antonio