LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

viernes, 8 de abril de 2011

UN DUENDE BURLÓN


Despiertas y te sientas al borde de la cama a contemplar el espacio. Por un instante te desentiendes de todo lo que te rodea y te encuentras, sin pensar en ello, galopando a todo tropel en un recorrido demencial por los retazos de tu vida. Lo sucedido ayer te golpea las sienes y las respuestas que se desprendieron de tu boca regresan para sentarse en el cadalso donde se debate la duda bañada en recriminaciones. Tratas de desprenderte de las visiones por las que ya nada puedes hacer y entonces te acorrala la enormidad del presente, de lo que hoy está por suceder, de las decisiones que vas a tomar, las obligaciones y la carga de rutinas que cuando bien lo piensas no sabes exactamente como se han trepado a tus espaldas, pero lo han hecho y ahora estás dónde estás. Logras sacudir la cabeza e intentas incorporarte pero decides ponderar un poco más sobre el por qué de las cosas y todo lo que tuvo que acontecer para que esta mañana te encontrase sentada al borde de la cama. No es la primera vez que lo haces, ni será la última, vuelves a repasarlo todo, las decisiones que en un momento dado tomaste y aquellas que rechazaste y sin saber por qué; ahora te pesan. Te vuelves a preguntar cómo has llegado hasta aquí, pero bien sabes que las respuestas están fuera de tu alcance. Todos tus huesos crujen cuando por fin te levantas y arrastras tus chancletas hasta el baño. Allí te enfrentas al verdadero fantasma que nunca te abandona y que siempre está dispuesto a confesarte desde el otro lado del espejo. Empuñas el cepillo de dientes, se frunce tu rostro y descubres las nuevas arrugas que ayer no tenían razón alguna para joderte la vida pero hoy sí. Alguien dijo que lo único seguro era la muerte y estás de acuerdo. Porque la vida es un duende burlón que te persigue hasta el día en que ya no tengas la necesidad de sentarte al borde de tu cama.

Marco Antonio