LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

sábado, 21 de enero de 2012

OTRA PÁGINA

Es una carrera demencial. Se polarizan los sentidos y el tiempo se escurre a un ritmo tan acelerado que sin acabar de centralizarnos en la avasalladora realidad del presente, comenzamos a sentirnos exhaustos.

El tiempo y por consiguiente la vida se mueve tan de prisa que sólo el instinto de supervivencia nos da la noción de la magnitud de la odisea. Una vez más hemos cruzado esa línea imaginaria que representa el principio de un nuevo año, pero el aprovechamiento y los logros no han cambiado de sabor y al parecer, aún estamos a tiempo para hacernos todo tipo de preguntas, por ejemplo: ¿Por qué no valoramos más la constancia con que nuestros pulmones cumplen su cometido sin importarles la razón de esta trayectoria? Este órgano no desiste ni un instante en su tarea de sustraer el oxígeno del medio ambiente para que continuemos sobreviviendo hasta la clausura de nuestro ciclo biológico.

El tiempo se desliza como una sábana de seda dejándonos al final, desnudos y sin recursos. Las experiencias de los años transcurridos se alojan en el subconsciente; no son más que recuerdos que endurecen la fibra y transforman la conducta. Pero eventualmente todo se apaga y el oxígeno continúa reciclándose en otras vidas que nada tienen que ver con las nuestras.

Marco Antonio