LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

jueves, 6 de febrero de 2014

MAL TIEMPO

La lluvia y el viento maltratan a todo el que se aventura a salir a la calle, lleve lo que lleve puesto para protegerse. En estos meses de invierno las olas en el Cantábrico exceden los diez metros de altura y hemos visto a más de una persona en las noticias de las once de la noche ser arrancada de los muros que protegen los paseos marítimos.

El tiempo va de mal en peor, pero también la cabeza de muchos seres humanos que han perdido el vínculo con la realidad y ya no distinguen la diferencia entre el bien y el mal. Si en realidad te entretienen los programas de noticias, entonces sé que noche tras noche has sido testigo del mal tiempo y de la conducta demencial y violenta de muchas personas que comparten este planeta con nosotros. Lo ves en tu pantalla panorámica y te vas dando cuenta de que no está sucediendo en un país lejano u otro mundo, en la mayoría de los casos ocurre en tu ciudad, en tu pueblo o en tu mismo barrio.

Rehúso describir las atrocidades tal como las he visto o me las han contado, pero sí me atrevo a confesarte que en éstos momentos no creo que nos estemos ganando el cielo. La conducta que siempre hemos considerado normal, el respeto a tus semejantes y el amor al prójimo se están diluyendo en la miasma demencial que se propaga por todos los niveles de la sociedad.

Algo está ocurriendo, pero que difícil es identificarlo como progreso, o explicarlo como una etapa evolucionaria que es necesaria rebasar. Vivimos dentro de la ciencia ficción que nuestro intelecto ha creado, ya hemos dado ese próximo paso hacia el futuro, pero al hacerlo, nos vemos obligados a despojarnos de los valores heredados y a reconsiderar la importancia de esta preciosa vida que nos han dado.

Debemos ser extremadamente optimistas para pensar que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, si llegan a formar parte de una muy especial minoría, lograrán construir un mundo mejor.

Marco Antonio