REFLEXIONES SOBRE EL FIRMAMENTO
En esas noches cuando las estrellas se encaprichan en cubrir el firmamento las verás parpadear historias que ya dejaron de ser evidencias palpables desde hace millones de años. Entonces me pregunto si es realmente posible que estén llegando hasta nosotros vestigios de la vida que se extinguió hace tanto tiempo.
Me dejo llevar por la imaginación cuando pregunto si habrán otras civilizaciones en el infinito de este universo que al detectar nuestro parpadeo, les consuma la curiosidad de saber, ¿que logramos durante ese tiempo? Un alguien que quizás se pregunte si la luz que vislumbra desde estas coordenadas, es en verdad el testimonio de una realidad. Seres que una vez formamos parte del universo y que nuestra presencia fue algo bueno.
Por más vueltas que le doy en mi cabeza a estas preguntas no acierto a convencerme de que el misterio de haber participado fuera del todo positivo. Es verdad que somos parte del cosmos y no su causa y aunque nuestra sospechosa conducta me aterrorice porque damos señales de que sí, pudiésemos ser la razón que pueda provocar un desequilibrio, no pierdo la esperanza de que el daño que causemos sea insignificante.
Vivimos conscientes del total desparpajo con que utilizamos los recursos naturales, indiferentes a las necesidades de miles desafortunados, elementos de nuestra fibra genética, que mueren de hambre todos los días.¿Cómo vamos a tener fe en las palabras si con ellas no podemos reconciliar ni enmendar los estragos ya cometidos?
Que no nos confundan los argumentos, algunos de nuestra especie llegaran hasta el desenlace final y verán oscurecer todas esas luces que pestañean en el infinito y la silenciosa conclusión del increíble trayecto de todas esas historias que parpadean desde aquellos mundos. Por lo tanto es natural que hasta cierto punto, me vea forzado a dudar de nuestra propia excelencia.
Quisiera convencerme que no se nos adjudicará culpa alguna por haber interrumpido el proceso de la evolución que nos dio la vida, la misma que nos hace y nos deshace, porque pienso que su veredicto final será de total inconsecuencia. Nuestra presencia en el cosmos no llegará a ser juzgada, no habrá nada ni nadie para preguntarse si fuimos buenos o malos.
Marco Antonio
En esas noches cuando las estrellas se encaprichan en cubrir el firmamento las verás parpadear historias que ya dejaron de ser evidencias palpables desde hace millones de años. Entonces me pregunto si es realmente posible que estén llegando hasta nosotros vestigios de la vida que se extinguió hace tanto tiempo.
Me dejo llevar por la imaginación cuando pregunto si habrán otras civilizaciones en el infinito de este universo que al detectar nuestro parpadeo, les consuma la curiosidad de saber, ¿que logramos durante ese tiempo? Un alguien que quizás se pregunte si la luz que vislumbra desde estas coordenadas, es en verdad el testimonio de una realidad. Seres que una vez formamos parte del universo y que nuestra presencia fue algo bueno.
Por más vueltas que le doy en mi cabeza a estas preguntas no acierto a convencerme de que el misterio de haber participado fuera del todo positivo. Es verdad que somos parte del cosmos y no su causa y aunque nuestra sospechosa conducta me aterrorice porque damos señales de que sí, pudiésemos ser la razón que pueda provocar un desequilibrio, no pierdo la esperanza de que el daño que causemos sea insignificante.
Vivimos conscientes del total desparpajo con que utilizamos los recursos naturales, indiferentes a las necesidades de miles desafortunados, elementos de nuestra fibra genética, que mueren de hambre todos los días.¿Cómo vamos a tener fe en las palabras si con ellas no podemos reconciliar ni enmendar los estragos ya cometidos?
Que no nos confundan los argumentos, algunos de nuestra especie llegaran hasta el desenlace final y verán oscurecer todas esas luces que pestañean en el infinito y la silenciosa conclusión del increíble trayecto de todas esas historias que parpadean desde aquellos mundos. Por lo tanto es natural que hasta cierto punto, me vea forzado a dudar de nuestra propia excelencia.
Quisiera convencerme que no se nos adjudicará culpa alguna por haber interrumpido el proceso de la evolución que nos dio la vida, la misma que nos hace y nos deshace, porque pienso que su veredicto final será de total inconsecuencia. Nuestra presencia en el cosmos no llegará a ser juzgada, no habrá nada ni nadie para preguntarse si fuimos buenos o malos.
Marco Antonio