LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

sábado, 10 de septiembre de 2011

CARTA A LA VIDA Carmen Passano


Cartas al Olvido


Si una rosa roja se oscurece al marchitarse. Si las sombras del anochecer opacan todo el paisaje, la vida pasa y todo se transforma. Habían vivido en el mismo barrio, en aquel país difícil que es nuestra patria, aunque el exilio los llevo lejos buscando otros horizontes. Tal vez estuvieron juntos en los conciertos de la Facultad, tal vez se rozaron en el mismo club bailando boleros. Tal vez… Pero no llegaron a conocerse, y un día él se fue a Israel a buscar sus raíces.


De padres polacos escapados del exterminio, que emigraron a la Argentina, el a los 26 años quiso saber el destino de sus abuelos y familiares. Allí se enamoro, se caso y formo una familia, volvió a Buenos Aires algunas veces a visitar a sus padres y cuando murieron no regreso nunca más.


Hay una mañana fría de invierno con la angustia del exilio, las lluvias intermitentes que traen el viento helado del Sur y un viaje en avión. El recuerdo de todo lo vivido, el olvido de a poco y la desolación de una vida distinta, otro idioma que cuesta, otros códigos, otros sabores, otras costumbres. Un día volver, y no saber ya cual es nuestro lugar, ir y venir como eterna viajera y aferrarse a una ilusión por Internet, conocer gente de lugares lejanos.



Los años nos van llevando a la parte más vulnerable y mas cierta de si mismo, escribir, perderse en gigantescas bibliotecas queriendo saberlo todo, sumergirse en historias de vida, y comprender que la literatura es lo único que nos alienta a vivir plenamente. Meterse de cabeza en talleres literarios, foros, blogs y sentir que nos une con otros esa pasión por las letras, herramientas del alma que forman los libros que nos apasionan.


Así se encontraron ella y el, simplemente hablando de cuentos de hadas y príncipes, de poemas, de música de violines, piano. Así escuchaban conciertos, que se enviaban todas las mañanas, las confidencias, los hijos, los nietos, la soledad. Así supieron que alguna vez estuvieron tan cerca, que pudieron enamorarse en la juventud. De pronto la costumbre de las cartas terminó convirtiéndose en amor, un amor cibernético, blanco como un jazmín adolescente.


Y después de unos pocos meses, la muerte. Otra vez la soledad. El olvido.


¿Existe el olvido?


Una rosa roja, se deshoja al marchitarse, y las sombras oscurecen el paisaje.



Carmen Passano


lunes, 5 de septiembre de 2011

TRANSICIÓN


LA TRANSICIÓN

Estaba sentado en un banco del parque bajo la sombra de un laurel. Se apoyaba pesadamente en su grueso bastón, las manos le temblaban y sus ojos se escondían de la vida bajo el sombrero de fieltro. Lo asediaba una bandada de palomas que picoteaba todo a su paso, incluyendo sus roídos zapatos. Sintió su gélida presencia, algo familiar y a la vez desconocida. Quizás llevaba esperando hace tiempo y él lo había ignorado, bajó la cabeza y dirigió su trémula voz a las palomas que ahora picoteaban alrededor de sus rodillas las pelusas de su ajado pantalón y les pregunto:
— ¿Eres tú?
Le respondió el silencio, pero sus huesos sintieron la sombría caricia de quien, sin ser el enemigo, tampoco era portador de buenos augurios.
— ¿Eres tú verdad?
Le pareció escuchar en su alma más que en sus oídos la respuesta:

—El tuyo ha sido un largo viaje sin proezas que contar. Una vida que nadie recordará porque nada has hecho para que tu estancia en este mundo tuviera algún sentido. Nunca aprendiste a amar, por consecuencia, nadie te amó. Sin albergar pasiones tampoco existe la capacidad para aprender a odiar, así que ni siquiera se despertó en ti la lealtad necesaria para establecer vínculos de amistad- Tampoco te entregaste a las tentaciones, de manera que el demonio no te consideró aprovechable. Me pregunto si existe algún rincón en este universo donde tú pudieses ser indispensable, un espacio donde se pueda justificar tu presencia. Eres lo que la Naturaleza clasificaría como un anacronismo, una aberración en el discurso de la vida. No sólo los humanos se equivocan, la estructura del universo es tan compleja que aunque parezca incompresible a veces erramos y en el transcurso del tiempo no se retrocede para corregir fallos. Pero la pregunta sigue siendo: ¿Qué hacemos contigo?

Comenzó a sentirse desorientado. La niebla se posó sobre sus hombros y de momento no acertaba a distinguir si dormía o había dejado de ser real. En ese preciso instante terminó su existencia, mientras que en el agreste ambiente de otro mundo nacía una criatura. La mente colectiva de sus semejantes intuía que algo extraordinario había sucedido, que este ser supremo marcaba el nuevo destino de su pueblo. Toda la colonia laboraba furiosamente para acomodar y proteger a la nueva reina.

¡Qué incongruencia!


Marco Antonio

domingo, 4 de septiembre de 2011

CARTA A LA VIDA XXXI María Susana




Todo puede ser mejor si lo ves con ojos limpios de dolores escondidos. Todo puede ser mejor si meditas que la vida te da cosas, te las roba o te devora. Únete al que te transmite paz, al que te da sosiego, al que te mira con ojos de niño porque cree en la inocencia. Ven conmigo a las estrellas, monta tu unicornio y saltaremos por las nubes como jugando a la rayuela. Será como regresar a la esencia de la vida, a nuestra primavera y volver a sentir y aspirar la tersura y el perfume de las flores. Ven y escucha la hermosa sinfonía de los pájaros en vuelo. Entonces tu sonrisa será tan cálida como la mía. Con las alas del alma volaremos por encima de la desesperanza, de la desilusión y la apatía. Sonríe, te lo ruego, porque éste es el espacio que aún nos queda por vivir.

María Susana