Ya estamos mirando al otro borde de este año que se escurre como el agua de un río. Un caudal de acontecimientos que el tiempo va arrastrando como un pedregal de sucesos y sus consecuencias para convertirlos en vivencias acumuladas en la memoria de nuestras vidas.
¡Qué extraña sensación produce esta experiencia cuando se aproximan estos últimos días del calendario! El momento es breve pero el peso de la carga y sus implicaciones llenas de presagios nos hace sentir tan vulnerables, tan desprovistos de respuestas y tan expuestos como el primer día en que abrimos los ojos.
Me refugio en la nostalgia de todo lo que fue bueno y me aferro a esa persona que nutre la fibra de mi vida para no caer en la depresión; esa psicosis que tanto asemeja a las termitas porque te van comiendo la corteza de tus sueños y las ganas de vivir. ¡Gracias a Dios que es sólo una sensación pasajera!
Avanzamos porque el tiempo no nos permite regodearnos en la autocompasión, nuestro compromiso es mantenernos ahí con la guardia en alto, en espera de lo que aún nos queda por degustar. Seguiremos poblando esta tierra con un nuevo Universo de nuestra descendencia y también continuaremos prodigando besos de despedidas a aquellos que no compartirán el próximo año con nosotros.
No hay secretos, tenemos que aprender a querernos más, a cuidarnos los unos a los otros a pesar de que hay lugares en este mundo donde se están muriendo de hambre y aún así, sigue generándose la vida. ¡Aunque hasta ellos nunca llegue una razón que los convenza de que vale la pena vivir, aunque el nuevo año hiciera llover ráfagas de consciencia y dignidad!
Marco Antonio
Me refugio en la nostalgia de todo lo que fue bueno y me aferro a esa persona que nutre la fibra de mi vida para no caer en la depresión; esa psicosis que tanto asemeja a las termitas porque te van comiendo la corteza de tus sueños y las ganas de vivir. ¡Gracias a Dios que es sólo una sensación pasajera!
Avanzamos porque el tiempo no nos permite regodearnos en la autocompasión, nuestro compromiso es mantenernos ahí con la guardia en alto, en espera de lo que aún nos queda por degustar. Seguiremos poblando esta tierra con un nuevo Universo de nuestra descendencia y también continuaremos prodigando besos de despedidas a aquellos que no compartirán el próximo año con nosotros.
No hay secretos, tenemos que aprender a querernos más, a cuidarnos los unos a los otros a pesar de que hay lugares en este mundo donde se están muriendo de hambre y aún así, sigue generándose la vida. ¡Aunque hasta ellos nunca llegue una razón que los convenza de que vale la pena vivir, aunque el nuevo año hiciera llover ráfagas de consciencia y dignidad!
Marco Antonio