LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

viernes, 27 de abril de 2012

TU QUE PIENSAS

¿TU QUÉ PIENSAS?

Siempre has sospechado que eres el protagonista pero nunca te atreviste a cuestionar la razón del por qué. Ahora que eres mayor, aún no te has enterado. Hace algún tiempo te abandonó la inocencia para ser suplantada por la realidad que te persigue pero que nunca se vincula y aunque por dentro no dudas de que existe un propósito, un no sé qué manipulador, aún no has podido acumular el suficiente valor para confrontar la razón del por qué.

Desde que naciste llevas todas esas instrucciones subscritas al genoma mejor conocido como ADN que corre por toda tu fibra y no lo cuestionas ni te revelas, aunque intuyes que algún día el proceso se volverá contra ti y comenzará a destruir tus más nobles cualidades y el instinto de supervivencia. ¿No es este paradigma lo suficiente angustioso como para causarnos una psicosis?

Sé que alguna vez te ha pasado por la mente la posibilidad de que cuando el proceso evolucionario termine, también pudiese concluir todo lo demás. ¿Quién dice que cuando dejas de ser parte de la realidad no pasas a ser parte de la nada? Esta hipótesis se acerca peligrosamente al borde de la demencia. ¿Pero es en realidad cuestionable esta insinuación? Habrá quizás, un proceso cuya ósmosis nos mantiene en equilibrio, a veces situándonos en la dimensión de la cordura, otras en los parámetros de la demencia.

Hay que ser sumamente cauteloso cuando se deambula por estos parajes, la espiritualidad y los conceptos teológicos son totalmente incompatibles con las teorías del genoma humano y su función evolucionaria. Una persigue implacablemente el proceso detrás de los mecanismos biológicos del ser humano, la otra es una especie de fenómeno natural que no necesita ayuda. Sólo requiere un minúsculo e indefinible destello interior al que llamamos Fe. Si tu existencia gravita alrededor de ese milagro, entonces no tendrás la necesidad de preocuparte a donde vas cuando todo esto termine.

Marco Antonio