LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

miércoles, 31 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO 2015



No sentimos como se desdobla el tiempo cuando la última página del año se despide. Nada, al parecer, ha cambiado y sin embargo esta euforia que nos envuelve es algo que sólo sucede en estos tiempos cuando sin tener que pensarlo sabes que te estás despidiendo de algo y que otro trozo de nuestra vida se nos va mientras el siguiente se manifiesta como un reto a nuestra persistencia.

Ayer alguien se desprendió de un retazo de mi existencia para desearme lo mejor y recordarme que en este año que se nos viene encima comenzaría mi novena década en este mundo. Debería haberme asustado como todos los de mi generación que van por ahí arrastrando sus huesos, reflexionando el por qué sin entender del todo como hemos acumulado tantas experiencias en esa alforja que llevamos a nuestra espalda.

Es un privilegio haber sido seleccionados para convivir en este breve espacio y que de alguna manera, con un gesto, una palabra o por el milagro biológico de procrear hemos cumplido la tarea que nos corresponde. Somos una madeja de imperfecciones y en ese estado nos comportamos con la imprevisibilidad de lo que podemos llamar libre albedrío.

Somos únicos y muy especiales, de otra manera no habría razón para que la naturaleza fuese tan enigmática y creara a nuestro alrededor tan maravilloso escenario. Es un universo impregnado de silencios, nadie nos responde y esa sensación infinita que ahora nos invade es legendaria, no, no es el nuevo año, es que somos parte de la secuencia de un propósito desconocido desde que comenzó la vida.

FELIZ AÑO NUEVO 2015

martes, 16 de diciembre de 2014

DESPIDIENDO EL AÑO CON VERSOS



Si besara la piel de tus deseos,

ese horizonte de párpados furtivos

denunciaría sin conciencia tus secretos

al rendir tu apetito en este juego.

El tiempo transcurre en los espacios

donde exhausta se filtra mi sustancia

como un pájaro en vuelo desplumado

que deja abandonada su coraza.

No hay dulce más dulce que el recuerdo

de un perfume que vive y nunca muere

entre el letargo de sábanas vencidas

o en el olvido de una vida quebrantada.

Marco Antonio

sábado, 13 de diciembre de 2014

CUENTO PARA ESTA NAVIDAD

Felicia levantó la cabeza de su libro y fijó la vista en la ventana entreabierta por donde se filtraba la melodía del campanario. Reconoció la música y comenzó a tararear en voz baja el villancico en harmonía con la cadencia metálica de las campanas que anunciaban la Navidad.

Pensó ella cuán curioso era todo aquello. En este tiempo las cosas parecían diferentes, se respiraba una inquietud que anticipaba un cambio algo difícil de explicar, cómo si en ésta época no importara demasiado si las cosas iban bien o mal. Había llegado la Navidad.

Federico llevaba prisa, sólo quedaba una hora antes de que cerrara el banco y él necesitaba dinero para comprar regalos, muchos regalos. Abrió la puerta del taxi con violencia sin asegurarse si la vía estaba libre propinándole un terrible empellón a la anciana sentada a la orilla de la acera con sus pequeñas muñecas de trapo. Federico continuó su camino sin percatarse del descalabro que había producido y desplazándose a zancadas desapareció por las puertas de la entidad bancaria.

- Ochocientos euros Don Federico. Si podemos servirle en algo más, no tiene usted más que decirlo - respondió el cajero con un tono nasal la misma respuesta que daba a todos los clientes por igual.

Por un instante Federico levantó los ojos del dinero y se fijó en el rostro del empleado, un hombre que aparentaba unos setenta años, calvo excepto los mechones rebeldes de lana blanca que se aferraban a los costados de su cabeza, un espeso y descuidado bigote, las cejas hirsutas y una mirada ... una mirada que para su sorpresa lo transformaban como por arte de magia en su abuelo.

- Hijo- dijo el anciano con una voz cavernosa- acabas de machacar a una anciana al salir del taxi y tu egoísmo esclavo de las demandas de tu mundo, como siempre, no te han dejado ver la realidad que te rodea. ¡Era su abuelo, la misma voz, los mismos ojos! -pensó Federico- pero ese viejo ya había muerto hacía tiempo. El mismo presenció su final cuando cruzaba la avenida para venir a su encuentro. Recordó entonces que le había pedido al viejo una importante cantidad de dinero, también recordó que era Navidad. Lo aplastó un taxi y aún recordaba esa última mirada, el brazo extendido y el sobre abierto repleto de dinero. Más tarde se enteró que aquello era todo lo que el anciano tenía, hasta su casa estaba embargada y su único medio de supervivencia era una miseria de pensión. También pensó las veces que lo visitaba, casi todos los meses, para pedirle dinero y el viejo nunca se lo negó, siempre despidiéndole con un abrazo y unas palmaditas en los hombros: - Guarda un poquito para los malos tiempos- eran siempre sus palabras de despedida.

Escapó a la calle aturdido y allí, reclinada contra una farola al borde de la acera encontró a la anciana rodeada de varias personas, sus muñecas de trapo aún estaban esparcidas por todos lados, algunas rotas. Al acercarse para pedir excusas se fijó en su rostro sucio y demacrado, pero al hacerlo, para su sorpresa, el parecido con su madre era extraordinario. Los ojos azules, la boca redonda y a pesar de las circunstancias, la más bella de las sonrisas.

-Hijo mío- manifestó la anciana en una voz tan sorprendentemente familiar que Federico palideció. -No te culpes por las decisiones y el camino que has elegido, es la herencia biológica que te hemos transmitido. La avaricia , el egoísmo, la insolencia y la arrogancia la vivisteis en casa, con tus padres y tus hermanos, es parte de tu indumentaria.

Federico recordó la violenta muerte de su madre cuando saltó de aquél puente en víspera de Navidad, al descubrir las infidelidades de su padre y el defalco de su herencia personal. Una extraña sensación embargó a Federico al verse reflejado en los ojos de aquella anciana, se volvió en cuclillas y comenzó a recoger las muñecas de trapo esparcidas alrededor de ella, le besó la frente y desapareció con largas zancadas en dirección a la parada de taxis. En la sucia y remendada falda de la anciana, escondida entre las muñecas, quedó el abultado sobre de la entidad bancaria.

Felicia sintió que la invadía una gran ternura que había despertado con la melodía del villancico y el tañer de las campanas. Dejó su libro en la mecedora y se dirigió a la habitación de su madre, apartó la silla de ruedas, se sentó al borde de la cama y la besó en los ojos.

-Mama ¿Cuánto tiempo hace que no vamos a la Misa del Gallo?- Ella la miró desconcertada. Comenzó a vestirla con cuidado y gran ternura y después de abrigarla propiamente, la ayudó a colocarse en la silla. Esa noche, en la Catedral, encontraron familiares y amigos compartiendo esa extraña y divina sensación que nos embarga a todos para este tiempo y que a lo largo del año nunca se manifiesta. Hay milagros de los que nunca sabremos pero que sí ocurren en la confusión de vivir nuestros dramas.

Marco Antonio

jueves, 4 de diciembre de 2014

EL ÚLTIMO PELDAÑO



Este es el último peldaño del año 2014. Aquí concluye un intervalo críptico y atípico de nuestra aventura que por circunstancias indescifrables compartimos, esta vez con menos optimismo.

No sé si culpar este antagonismo y antipatía a la perspectiva de un futuro arterioesclerótico donde la cordura y la estabilidad es incierta y no del todo palpable. Me perturba el deterioro de la sociedad que nos rodea hasta el punto de causarme pánico. Un miedo tan espeso que a veces descompensa las funciones de mi sistema urinario. La desintegración de los recursos naturales es una pesadilla, estamos destruyendo un milagro exclusivamente creado para garantizar nuestra supervivencia y que ahora nuestra generación observa de brazos cruzados cómo va desapareciendo este milagro.

¿Si tuvieses que contar la trayectoria de tu vida en este año que está a punto de terminar, por dónde comenzarías? Estoy convencido que sin importar los detalles de lo que encierras en tu esencia comenzarías recordando los besos que intercambiaste el primer día del año; un buen principio. Pienso que de ahí en adelante no tendría ningún sentido continuar escribiendo porque descubriríamos que todo lo que sucedió forma parte de una secuencia de eventos que de alguna manera se relacionan. Es como una cadena que arrastramos desde un principio y a la que vamos añadiendo eslabones que conectan todos los dramas según se van adjudicando a nuestras vidas.

Nada que añadir si aceptamos esta propuesta; entonces debemos aferrarnos a nuestros principios de supervivencia y continuar absorbiendo por nuestros cinco sentidos la vida y los eventos que nos marcan y nos traspasan con cierta indiferencia y crueldad. Siempre quedaran los espacios emocionales que se vacían para recibir nuevas impresiones y crear nuevos dramas hasta que en ese primer día del próximo año comencemos un nuevo ciclo de doce meses.

Entonces, si al final del calendario nos hacen la misma pregunta, recordaremos todos los besos registrados en aquél momento como si lo viviésemos otra vez, porque así lo hemos hecho siempre o por lo menos, desde que descubrimos que nos falla el sentido común. Felices días.

Marco Antonio

lunes, 1 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD




Se encienden las farolas del corazón como luces de esperanza y en las calles que nos rodean, los árboles adornados de colores nos recuerdan que éstos deben ser tiempos felices.

La vida pestañea una alegría especial y los villancicos nos regalan la nostalgias de aquellos tiempos que sin necesariamente ser los mejores, eran buenos. Es Navidad.

Les deseo a todos lo mejor para nuestra supervivencia, salud, tranquilidad espiritual y una ausencia total de preocupaciones económicas.

Vamos a compartir una mesa que nos haga sentir el amor en este maravilloso momento y que la distancia nunca sea obstáculo para impedir que nos fundamos en un abrazo interminable de amistad.

Felices tiempos. Los amo a todos

Marco Antonio

martes, 25 de noviembre de 2014

PASEANDO POR LA VIDA: ESPAÑA

Las cárceles de España comienzan a llenarse de elegantes personajes atrapados con las manos en la masa, algo inaudito para un país donde, al parecer, toda la vida se ha considerado el hurto en las altas esferas de la política un procedimiento imprescindible después de ser elegido democráticamente en las urnas.

Temo que el producto bruto que más se exporta, escapa y se pierde en la complejidad del sistema es el dinero negro. Los paraísos fiscales con sus herméticas políticas de privacidad y protección es una tentación difícil de resistir cuando todos o casi todos en el Reino de los poderosos lo practican bajo la incierta sombra de la impunidad.

El modo de pensar la vida está cambiando drásticamente según van apareciendo más y más noticias que confunden la realidad con la ciencia ficción. El pueblo Español comienza a abandonar los comentarios sarcásticos para alzar la voz y preguntarse ¿Qué coño está pasando? como si todo esto fuese una novedad que no lo es.

Cuando la Economía del país se hunde en la oscuridad de un posible defalco, cuando el desempleo es algo que no solo se lee en la primera plana de los periódicos, sino que lo ves en las calles, en los carteles , en las vidrieras: "Cerrado", "Se vende", "Se alquila". ¡Qué desamparados nos sentimos!

La pregunta es: ¿En qué momento despertó el Sistema Judicial y comenzó a ejecutar sus responsabilidades? ¿Por qué ahora, en este preciso momento, corren las cabezas y no años atrás? ¿Qué se esconde tras el tupido cortinaje que impide ver con claridad el estilo operativo de los que nos llevan de la mano? No es un secreto:¡Qué asustados estamos!

La vida nos atrapa en cualquier rincón del mundo y en cualquier rincón del mundo esta endémica enfermedad genética que se nutre de nuestras debilidades, florece. ¿Cómo se contrarresta la ambición, la codicia, los prejuicios y la insensibilidad en cara de la tragedia?

No hay forma de cambiar el mundo, así que mi protesta, mi carta a la vida es en nombre de España.

Marco Antonio

martes, 4 de noviembre de 2014

A PASO TENDIDO

Ya estamos mirando al otro borde de este año que se escurre como el agua de un río. Un caudal de acontecimientos que el tiempo va arrastrando como un pedregal de sucesos y sus consecuencias para convertirlos en vivencias acumuladas en la memoria de nuestras vidas. ¡Qué extraña sensación produce esta experiencia cuando se aproximan estos últimos días del calendario! El momento es breve pero el peso de la carga y sus implicaciones llenas de presagios nos hace sentir tan vulnerables, tan desprovistos de respuestas y tan expuestos como el primer día en que abrimos los ojos.

Me refugio en la nostalgia de todo lo que fue bueno y me aferro a esa persona que nutre la fibra de mi vida para no caer en la depresión; esa psicosis que tanto asemeja a las termitas porque te van comiendo la corteza de tus sueños y las ganas de vivir. ¡Gracias a Dios que es sólo una sensación pasajera!

Avanzamos porque el tiempo no nos permite regodearnos en la autocompasión, nuestro compromiso es mantenernos ahí con la guardia en alto, en espera de lo que aún nos queda por degustar. Seguiremos poblando esta tierra con un nuevo Universo de nuestra descendencia y también continuaremos prodigando besos de despedidas a aquellos que no compartirán el próximo año con nosotros.

No hay secretos, tenemos que aprender a querernos más, a cuidarnos los unos a los otros a pesar de que hay lugares en este mundo donde se están muriendo de hambre y aún así, sigue generándose la vida. ¡Aunque hasta ellos nunca llegue una razón que los convenza de que vale la pena vivir, aunque el nuevo año hiciera llover ráfagas de consciencia y dignidad!

Marco Antonio

viernes, 17 de octubre de 2014

LA VIDA: TU ESTAS EN ELLA

Todo este tiempo, toda esta historia y aquí estás en el cincuenta y un aniversario de tu vida redondeando mi Universo con tu presencia. Habrá un oráculo extraviado en el tiempo que me revele tu aura, quizás al principio de la vida,un viejo pergamino que demuestre la constancia de tu naturaleza, la esencia de tus pasiones, la embriaguez que produce tu manera única de prodigar el amor y la capacidad de cultivar la tranquilidad espiritual con tu devoción.

Mi felicidad se nutre de tu presencia, de tu feminidad que se ha apropiado de todos mis espejos y de la desnudez de tu alma que ciega mis sentidos. Éste, como todos los días de mi vida desde entonces, son los mejores de toda la trayectoria y por ello te debo la razón de ser, de estar y de continuar en este mundo, simplemente porque vale la pena.

Feliz cumpleaños amor mío.

Marco Antonio

miércoles, 15 de octubre de 2014

LA VIDA ¿QUÉ LLEVAS EN LA CARRETA?

Hay que batir las alas fuertemente para elevarse sobre la miasma que se deposita sobre nuestras vivencias. Esos párrafos que vamos escribiendo a través del tiempo, estampas preñadas de impresiones subrepticias y que sin premeditación alguna terminan salpicadas de esta insospechada mugre que siempre nos llega de sorpresa y que forma parte de las casualidades cotidianas que se pueden materializar en cualquier momento. Así transcurre la vida, sin medir el tiempo ni plantar carteles para anunciar un cambio, simplemente en un abrir y cerrar de ojos sientes en tu fibra la distorsión del instante y sin avisos, el todo de tu vida ha sido transportado y distorsionado para plagarlos de borrones e incertidumbres.

Sin dudas nuestras vidas son como la paradoja de un acertijo que no conforma con los preceptos que nos inculcaron nuestros predecesores, porque todo esto va más allá de lo que somos capaces de pronosticar e inmediatamente en un acto descarnado, cuando menos lo esperamos, pasamos a formar parte del reclamo brutal que modela la fibra de lo que somos, de lo que fuimos y de lo que seremos. Hay que batir las alas fuertemente para no desfigurarnos, para que de alguna manera el perfil de nuestra inocencia ancestral prevalezca y continuemos imaginando que somos la persona que creemos ser y para eso hay que tener alas de ángel y espíritus fortificados con grandes dosis de Fe que te ayuden a elevarte sobre todas estas vicisitudes; así podremos cumplir con el propósito y la razón de nuestra existencia.

No hay secretos, sólo realidades en caminos bifurcados y nunca es tiempo para dar la espalda a nuestros sueños y obligaciones, aunque estos lleguen tan lejos como para presenciar nuestros últimos suspiros.

Marco Antonio

jueves, 9 de octubre de 2014

LA VIDA : PERPETUO CONFLICTO

Llegamos a una etapa en este viaje tan personal, al que sin tener que dar muchas explicaciones comenzamos una regresión inconsciente hacia las habitaciones interiores del alma. En ese momento no repican campanas, es nuestra hora de retroceder, llevamos aquí expuestos a la vanguardia del espectáculo de la vida mucho tiempo y el drama de vivir golpea con la insistencia de un pájaro que intenta arrancarnos los ojos.

Comenzamos a contemplarnos desde una distancia que siempre ha estado ahí esperando su tiempo. Nunca nos interesó considerarla porque teníamos tanta hambre de vivir y de experimentar con nuestras capacidades para conquistar, persuadir y controlar. Ahora que llevamos en la piel las marcas de todo lo que nos ha tocado en el camino, nos pesa la carga y hacemos una pauta para cuestionar el por qué y cómo se decide el hasta cuándo .

Los eventos no son tan interesantes, la ilusión parece apagarse y el cuerpo no hace reclamos sobre la carencia de energía, alacridad y lozanía que gozábamos en otros tiempos, entonces pensamos en encontrar alguna manera de compensar la metamorfosis a la que nos subyuga el paso del tiempo y nos embarga una frustración de manos y pies atados como si en realidad nos estuviésemos convirtiendo en el desecho natural del proceso final.

Pero estoy convencido que llegado este momento recurrimos a la regresión, ese camino que mencioné antes, una fuga hacia las habitaciones del interior del alma, allí donde se piensa en todo pero nunca se decide algo porque ya estamos cansados y no nos atrevemos a ilusionarnos mientras practicamos la indiferencia. Es difícil comprender y expresar en palabras esta etapa de la vida, has caminado un largo trecho y ahora estás cargado de argumentos y una madurez que era necesaria para argumentar contra tu propio ego aunque luego aceptes que el proceso de cambios nunca termina. No somos para siempre, pero sí parte de la formula que nos hace únicos en este proceso evolucionario, no sólo del planeta si no también del Universo.

Marco Antonio

viernes, 3 de octubre de 2014

PARA MI AMIGO MARCO - TEMA: LA VIDA

FANNICITA CANTARINA

Fanny, era una dulce amiga, compañera de talleres literarios y paseos por negocios de artesanias, donde encontrábamos maravillas para sus sobrinas y mi nieta, Cafes y charlas.

Sus cuentos tenían la magia de su personalidad, ternura, risas, que ponían el broche a unas lágrimas a veces, cuando alguna tristeza le ponía los ojos lejanos.

Tenia esa risa larga, contagiosa, y yo venia de muchos desencantos, nos hicimos amigas luchando con la rigidez de quien nos corregía, rabiando, muertas de risa, y a veces nostalgiando nuestras patrias.

En una de nuestras reuniones, la vi venir con un pañuelo cubriéndole la cabeza. y lo presentí, pero no le dije nada todo estaba dicho.

Ella seguía cantando con su guitarra a cuestas en las reuniones y festejos, se llamaba a si misma Fannicita cantadora, y se sentía feliz en ese mundo tan suyo, de cuentos músicas y charlas.

Un día se nos fue, como se fue el bailarín de su cuento de los zapatos amarillos, persiguiendo, los reflejos de la luna en el mar, bailando sin parar toda la noche, buscando la luna en una noche sin luna, mar adentro.

Yo no estaba en el país, me lo contaron, me invitaban a una misa por su memoria, que importa cuando y como nos apegamos, Nos juntamos para llorar imposibles, para contarnos las precisas glorias de algunas alegrías, como si el futuro, no acabara nunca, con nuestro gusto por los libros y las palabras.

Se fue como el agua que se escurre entre las manos, joven, linda, enamorada de la vida.

Fannicita, amiga, hoy te evoco, andarías por ahí alumbrando otros cielos, y por mucho tiempo no supe que hacer con tu ausencia, fui viendo y viviendo, y hoy eres el hermoso recuerdo, de un hermoso ser humano que me regalo la vida.

Carmen Passano

martes, 23 de septiembre de 2014

Está cambiando el tiempo en la esfera donde se identifican por secuencias los eventos que están por ocurrir. Ya nos acostumbramos a lo brusco e inesperado de esta metamorfosis y vivimos una existencia despreocupada aunque los polos se derritan y el verano se haga sentir en otoño.

Parte del mundo se inunda sin saber a ciencia cierta el por qué y sin poder pronosticar estos eventos con exactitud. El mundo está cambiando, así que nos cruzamos de brazos mientras la televisión nos entretiene proyectando escenas de cómo los marginados de la tierra se mueren de hambre, pierden sus viviendas, sus cosechas y sus vidas. Otra parte del mundo se agrieta por falta de agua que caiga del cielo, aquí no te ahogas, pero mueres de extrañas enfermedades con nombres como Ébola, eso es si antes el hambre no acaba contigo.

Hay que reconocer que con los cambios viene el miedo y éste se ha ido depositando en la médula de los huesos junto al sentido común en silencio, vivimos con la incertidumbre de que todos estamos invitados a bailar en esta comparsa al ritmo del desastre. Gran parte del planeta se muere del hambre, por otro lado, los países más avanzados también están pasando penurias por falta de trabajo y porque no se vislumbran expectativas de cambios. Llevamos tanto tiempo eligiendo mentirosos ineptos y sinvergüenzas para hacer de este lugar algo mejor que ya no nos quedan opciones ni a donde ir.

Sí, está cambiando el tiempo en esta esfera y todo marcha al compás del cataclismo natural y económico que al parecer se ha confabulado para comprobar si el experimento genético del que formamos parte fundamental fue una buena idea ... o no.

Marco Antonio ,

miércoles, 17 de septiembre de 2014

RAFAELA PINTO ENCONTRÓ ESTA JOYA

      “El amor”: Carta de Albert Einstein a su hija



A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte.

Esta es una de ellas… a Lieserl Einstein.

“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.

Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.

El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo,tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.

Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!”.

Tu padre: Albert Einstein”.


                             

viernes, 25 de julio de 2014

¿ DÓNDE TE ENCUENTRO?







Desde nuestro corazón se desprende la sensibilidad colgada en hebras de hilos, comprometida a recibir el impacto de lo que nos prepara la vida. Cada día confrontamos una madeja de impresiones que nos alegra o nos ofende dependiendo de cuan fuertes somos o si estamos preparados para el plato que nos sirven.


Sí, somos sensibles porque la naturaleza nos proveyó con esta coraza emocional que crece con nosotros y se fortalece con las experiencias sin perder la habilidad de extender la mano o abrazar al que de nosotros necesite; no todos la llevamos. Transitamos por la vida ocupando un espacio único sin ser lo suficiente conscientes para aceptar que desperdiciamos demasiada energía en trozos de nuestra existencia que no producen, que no se archivan ni pasan a formar parte de nuestro pasado histórico.


Somos el milagro de una Naturaleza imperfecta, se olvidaron de darnos una visión clara de cuál es nuestro propósito aquí, la razón para ser merecedor de este único espacio y el instinto para elegir el camino correcto.Desde que descubrimos nuestra presencia en la evolución de la vida, estamos en conflicto con nuestros instintos y esos hilos desde donde cuelga nuestra sensibilidad se han ido convirtiendo en una madeja tan enmarañada que amar o aniquilar al prójimo es dibujar con los mismos colores de sangre y desgracias.


Hay tantas voces que presagian ese final que llevamos encerrado entre los puños que nadie las escucha, porque no creemos en ello. Algún día por falta de Fe, cometeremos una falta irreversible producto de una mala decisión y dejaremos de ser merecedores de este espacio único.


Perderemos el corazón y la sensibilidad que ahora se desprende de los hilos del alma para luchar contra la vida.


Marco Antonio

lunes, 30 de junio de 2014

HOY VOY DE SU MANO






Donde quieras que te encuentres, sabrás que te están llevando de la mano o por lo menos esa es la sensación que secretamente nos embarga a todos.  Las cosas que están sucediendo hoy, como las de ayer, de alguna manera producen la sensación de que van atadas a un hilo invisible, un cordón premeditado que tarde o temprano te conduce a un razonamiento incontrovertible ; entonces puedes entender el por qué de las cosas cuando la vida te sitúa en una encrucijada,   El instinto no suele traicionarnos, está claro que no dirigimos la orquesta pero sí somos conscientes de que nos han adjudicado, desde el principio, cierto papel de marionetas.

Todos vamos construyendo con las piezas del rompecabezas que nos asignan según las vamos eligiendo del montón. Algunos intentamos concentrarnos pero aún así, elegimos al azar en esta incierta trayectoria. Otros, al parecer,  con más visión y lucidez, pueden seleccionar una mejor estrategia dentro de sus capacidades intuitivas, lo que al parecer, pudiese proporcionarles una vida más cómoda y feliz, pero no necesariamente.

No me cabe duda que voy de su mano porque las circunstancias me dicen que  siempre ha sido así. La vida no es un paisaje de amapolas donde revoletean las mariposas para nuestro deleite personal. La vida es  más como un conjunto de diapositivas que estampan mi retina, conspirando con mi sentido del olfato, el auditivo y las papilas gustativas, una realidad hecha a la medida , una  interminables secuencia de reacciones bioquímicas que se regeneran hasta que tu tiempo se agote.  Si pensamos que al  final confrontaremos lo inimaginable, nos sentiremos como náufragos  en un inmenso y perpetuo vacío donde no formularemos concepto ni tendremos perspectiva ni consciencia de la realidad.

Es congruente aferrarse a la fe, porque así nos sentiremos parte de algo indispensable que se perpetuará en la pureza del proceso y que sí, habrá otra realidad, otra perspectiva para la cual, en estos  momentos no estamos capacitados para entender.

Marco Antonio

lunes, 23 de junio de 2014

EL DESAFÍO

En el organismo existe una coraza orgánica que recubre nuestros instintos ancestrales y no permite que estos desencadenen el caos que sin duda desfiguraría nuestra personalidad, esa de la cual nos valemos para presentarnos ante la vida todos los días.

¿Quién, en ocasiones, no se ha visto al borde del abismo cegado por la petulancia irrespetuosa de un egocéntrico ignorante que nos insulta con su verborrea o algo peor? Sabes que en el transcurso de nuestra existencia muchas veces e inconscientemente hemos llegado hasta los confines de la cordura rompiendo con todos los preceptos que nos protegen intentando desbordar esos códigos que delatan nuestro verdadero origen.

Abandonamos la prudencia y el tacto para poner a prueba los límites de esa barrera embrionaria, cuando bien sabemos que todo es parte de un proceso biológico de supervivencia y esa coraza orgánica es la barrera que nos provee de una apariencia civilizada aceptable ante la elaborada estructura de nuestra sociedad y así vamos prosperando del brazo de la vida. Aún no hemos acumulado suficiente energía negativa para atravesar lo que ha tomado a nuestra genética siglos de evolución para lograr avanzar hasta donde hemos llegado; un mundo aparentemente cuerdo y civilizado.

Nunca, pero nunca, admitiremos ante nuestros semejantes que somos conscientes del forúnculo interno que forma parte del milagro de la creación, esa bestia que desde un principio contenemos detrás de la barrera, el ente primitivo al que pudiésemos retroceder si la humanidad, tal como la conocemos dejara de existir. Si regresáramos a nuestros orígenes, como ya lo hemos decidido sin pensarlo demasiado, continuaríamos exterminando toda forma de vida a nuestro paso como lo hacemos ahora. Entonces sólo nos quedaría el instinto fundamental: El de la supervivencia. ¡Que ironía!

Marco Antonio

jueves, 12 de junio de 2014

MI AÑO OCHENTA

Un soplo del tiempo y el libro de la vida desdobla sus páginas a una impresionante velocidad. Sin saberlo te encuentras más allá de la fase descabellada de tus primaveras y de tus aventuras y entonces empiezas a sentir en la boca del estómago la escalofriante sensación de que pudieses estar viviendo tus últimos capítulos, el desenlace de la novela.

Por fin llegué a los 79 años el 13 de junio y lo primero que invade mi cerebro es la insensata preocupación de que mañana comienza mi primer día del año 80 en este planeta. ¿Qué queda por hacer? te preguntas, y como si estuvieses en la primera página del libro, te respondes que nada ha cambiado, que mil proyectos revolotean en tu cabeza y que aún construyes horizontes imaginarios repletos de ilusiones.

Estos años me han enseñado a reconocer los malos caminos y a elegir donde depositar la confianza y el amor. Leí en un libro que cada día es como un tesoro que hay que vivirlo intensamente llevando de la mano el deseo y la preocupación, uno para intentar ayudar a quien lo necesite, el otro para tener siempre presente que el esfuerzo puede convertirse en algo intangible e imponderable. Mira a tu alrededor, es un mundo donde la miasma se magnifica en extrañas formas, es un mundo donde la espiritualidad y la buena fe desaparecen como las miguitas de pan en un parque de palomas y aún así, sobrevivimos.

Para los que como yo llegaron a esta etapa sin tener una idea clara de cómo se evaporó tanta vida, les aseguro que aún nos queda suficiente tiempo para vivir la madurez con arrojo. Llevamos en nuestra genética armas secretas que se desarrollan según vamos tragando el polvo del camino, el valor para seguir adelante, porque siempre estará ahí, no importa lo abismal o la precario de nuestras circunstancias. La fe se renueva, tal como se cuece el pan de todas las mañanas, aunque los pájaros negros se coman hasta las últimas migas en el parque de las intrigas.

Tenemos la prosa , la poesía, la música y el milagro de la vida que se gesta en nuestro cuerpo para asegurar que continuamos persiguiendo esta visión y que nunca perdemos la esperanza. ¡Sí podemos cambiar el mundo y escribir un mejor final! ¡Sí podemos usar estos secretos sin miedo! Te prometo que con esfuerzo se proliferarán entre tus brazos abiertos y que el propósito de nuestra estancia, tanto para dar como para recibir sobrevivirá hasta que no quede pan que hornear o raíces que se marchiten sin nuestro amor.

Un beso.

Marco Antonio

viernes, 2 de mayo de 2014

TE SENTÍ AL PASAR...

A dónde te dirigías cuando sentí tu presencia cruzar mi espacio en esa vertiginosa carrera, al parecer, persiguiendo visiones. Aunque venimos de otra época, pronto aprendimos a adaptarnos a las tecnologías del siglo XX y ahora, sin importarnos mucho la decrepitud de nuestro aspecto, nos consumimos sobre el moderno teclado del ordenador dando riendas sueltas a nuestros más íntimos e insólitos secretos.

Volamos traspasando fronteras imaginarias y creando mundos que satisfagan esa incapacidad que tarde o temprano nos delata: la necesidad de ser parte de todo. En nuestro interior sin dudas existe un vacío emocional que todo ser humano necesita llenar con las impresiones que nuestros cinco sentidos proporcionan con incansable constancia.

Te he percibido más de una vez cruzando mi espacio y siempre has dejado la esencia de tu ser como la estela que deja una estrella fugaz a su paso en busca de las piezas sueltas de su destino. Pero bien sabemos que tu misión como la mía es la de estrechar este universo, tener todos los mundos al alcance de la imaginación y vivir el espejismo que se manifiesta en nuestro solitario entorno a nuestro antojo. Es un artilugio que en esta etapa de la vida utilizamos para detener el tiempo y continuar aferrados a la cordura en un mundo donde la demencia nos va ganando la guerra.

Marco Antonio

lunes, 14 de abril de 2014

LAS PUERTAS DEL CIELO

Las puertas del Cielo, según los versados en la materia, pudiesen cerrarse aunque no estuviésemos dispuestos a aceptar el argumento de que la desarticulación de la conducta humana es una causa real.

Esta actitud sin precedentes que estamos viviendo pudiese ser parte del proceso cuyos síndromes, sospechamos, son cambios evolucionarios que fermentan en los intersticios de nuestro cerebro. Sí que hay razones poderosas para preocuparse y considerar decisiones, pero sin tener que recurrir al argumento espiritual de un precepto religioso tan ferviente y arraigado en todas las doctrinas como la vía de acceso al paraíso.

El incentivo para llevar la vida se está apagando, al parecer la competencia con su voraz apetito consume más de lo que la Naturaleza es capaz de producir para el bienestar y supervivencia de futuras generaciones. Los medios informativos ya no aterrorizan tanto con las noticias sobre la proliferación y el alcance de la violencia y el crimen. Estamos siendo inmunizados contra los efectos que producen los dolores del alma, es función del cerebro protegernos hasta el límite de sus capacidades aunque éstas nos conviertan en seres insensibles, o a falta de ello, en caso extremo, dejarnos decidir cómo terminar con nuestras propias vidas.

Ese oscuro camino que no conduce a ningún recodo espiritual es la vía que muchos jóvenes adoptan de acuerdo a las noticias y estadísticas que nos presentan los medios. Perder el incentivo para continuar la vida y reunir el valor y los argumentos necesarios para terminar con ella es un acto inverosímil al que no se le puede adjudicar un adjetivo. A veces los argumentos son aplastantes. El padre que opta por terminar la vida de su hijo que sufre de una enfermedad terminal y a la vez, en su desesperación, ciega la suya. Ancianos cuya calidad de vida traspasa los límites de la resistencia humana y añoran un final. Persona de todas las edades cuyos cerebros subdesarrollados no son capaces de defenderlos de las enfermedades que el destino les adjudica y sin saber el por qué, mueren mil muertes en vida, ignorados por una sociedad impía.

No sé como llegué hasta aquí, me trajo la rabia y la frustración de tanto caminar sin ser capaz de pintar un arcoíris. No he de borrar de mi mente la risa de tantos niños jugando en estos parques, aunque sé que el tiempo y las circunstancias las transformará en voces graves, muchas de ellas con tonos violentos. Habrá burlas y discursos ausentes de elementos puros. Será aún más difícil encontrar la verdad, la sinceridad y a una persona preocupada bajo tanto sol y tanta luna.

Marco Antonio

martes, 8 de abril de 2014

LA VIDA EN OTRAS PALABRAS

Que peligrosa pueden ser las palabras cuando les damos la libertad de comportarse de acuerdo a la carga de emociones que llevamos por dentro. Las palabras, como las muñecas, pueden desfilar en la pasarela de la vida proyectando modelos de dulzura o espantosas e insultantes marionetas que desfiguran nuestra razón de ser. Todo depende de cómo se desprenden de nuestro intrincado laboratorio cuando la química responde a las situaciones en que la vida nos coloca. Las palabras pueden ser nuestro mejor método de defensa o la peor proyección de nuestra torpeza. En el momento en que les otorgamos libre albedrío, dibujan una imagen de lo que intentamos proyectar en las circunstancias en que nos encontramos en ese momento. El mundo alrededor nos percibe, no precisamente por nuestro aspecto físico, si no por las palabras que forman esa barrera invisible que en ocasiones nos defienden, nos hacen encantadores o en su disfraz de marionetas, nos obliteran.

Vas paseando por la calle y descubres que en tu dirección se acerca una persona con la cual no deseas intercambiar banalidades. Pausas por un instante y te preguntas: ¿por qué reacciono así? Casi nunca tu subconsciente te respondería que es por su aspecto o por su olor corporal. Casi siempre, como un semáforo incandescente parpadeando su luz roja, la respuesta elegiría su verbo, sus palabra y su modo de expresarlas. pensarías que su pasarela, desde que la conoces, siempre estuvo minada de marionetas absurdas arrastrando conjeturas, comentarios despectivos y rumores infundados. Suficiente información como para cruzar la calle y desaparecer sin siquiera dedicarle una autocrítica visual a su indumentaria o al color azafrán de su cabello.

Todos deberíamos trabajar en un huerto interior donde cultivar las palabras. Un lugar junto a la cordura y la inteligencia que pudiésemos abonar constantemente con la nueva información de la que nos suplen las experiencias por el paso de la vida.

Cuida de tus palabras, de su formación, de su estilo, de su elegancia, de su tono y de la carga que les adjudicas cuando se desprenden de tu ser para formar parte de tu mundo exterior.

Marco Antonio

miércoles, 2 de abril de 2014

CUANDO LA VIDA TE LLUEVE

No actuamos con cordura cuando empieza a llover dentro de nuestra casa. Es difícil analizar el por qué de este fenómeno, particularmente si las respuestas que llenan los espacios húmedos van creando un sin sentido y entonces empezamos a pensar que estamos perdiendo el norte.

No todas las tragedias tocan a la puerta, algunas son como pústulas que van fermentando desde el interior sin que se les preste mucha atención, entonces en un día cualquiera comienza a llover dentro de tu casa y lo primero que se desfigura es la conducta habitual, comienzan los argumentos e improperios y todo se salpica de mierda hasta que finalmente el entorno se carga de electricidad estática; un preámbulo a la total incoherencia que nos lleva a las situaciones violentas de un callejón sin salida.

Todo esto fue prematuro para Rosa Altamirano, no era su tiempo para volverse loca. A los 78 años las razones clínicas no arrojaban suficientes datos para confirmar el proceso de desintegración que estaba ocurriendo en su cabeza. Comenzó lentamente, primero desplegando actitudes que no podían considerarse del todo normales, como el retirarse a dormir con toda su ropa de calle puesta, incluyendo los complementos y cartera para no tener que vestirse al levantarse, o preparar el desayuno la noche anterior y así ahorrarse el trabajo a la siguiente mañana. Al fallecer su esposo Gumersindo, estas anomalías se magnificaron, entonces comenzó a abrir la puerta a todo el que llegaba a su casa completamente desnuda, lavaba los platos para luego guardarlos en la basura y en varias ocasiones se fue de compras al supermercado en bata de casa.

Llegó el momento en que sus tres hijas se vieron forzadas a tomar cartas en el asunto y compartir la tarea de cuidar de ella. Decidieron que cada una la atendería por cuatro meses del año y así sucesivamente. Los primeros meses vivió con Belinda, la hija menor y su esposo Facundo. Como en todas las situaciones de este tipo, efectuaron los ajustes pertinentes para que la vida continuara su marcha cotidiana; entonces fue cuando comenzó a llover dentro de la casa. Rosa no levantaba la tapa del inodoro y hacía las necesidades sin desprenderse de su atuendo. En cualquier ocasión podía perder sus dientes postizos, a veces los encontraban en la basura, otras en el fondo del wáter mezclados con los ingredientes fecales. No había Dios que removiera su dedo índice de sus fosas nasales o que llegara a tiempo para evitar que ingiriera su contenido.

Llegado el cuarto mes, Belinda y Facundo entregaron a Rosa dos días antes de la fecha acordada bajo el pretexto que el fontanero había comenzado obras para desatascar los dos baños que sin dar aviso se inundaban a la menor provocación, también la puerta de la lavadora que no se podía abrir porque la tómbola centrifugadora no paraba de dar vueltas, al parecer estaba bloqueada con zapatos y chanclas mojadas. El matrimonio se apresuró a excusarse y desaparecer en el momento en que la segunda hija, Carmela, tomó posesión de Rosa Altamirano sintiendo un profundo alivio pese al remordimiento que los agobiaba, pero así es la vida.

Carmela, tendría unos sesenta años y acababa de pasar por el proceso de un segundo divorcio. Se consideraba preparada para atender las necesidades de su madre y vaticinando los cambios que su presencia representaría, hizo arreglos para que una señora cuidara de ella durante el día, Carmela personalmente se ocuparía de Rosa durante la noche, todo, al parecer, estaba controlado. La primera noche Rosa cayó de la cama dos veces ya que Carmela no anticipó la necesidad de barandillas en la cama, también se orinó en varias ocasiones y como no le había puesto pañales nocturnos tuvo que levantarse, levantarla, asearla, vestirla, esta vez con pañales dobles, deshacer la cama, desinfestarla, reemplazar todas las sábanas, las mantas y buscar nuevas almohadas. Por fin logró dormirse al amanecer dándole gracias a Dios porque era sábado, su día libre. Una hora más tarde, creía estar soñando cuando sintió la conmoción en el baño, en tres zancadas cubrió la distancia al cuarto de baños y encontró a Rosa intentando limpiar la tapa del inodoro que nunca levantó para sentarse y estaba desbordada de excrementos. Pronto se dio cuenta de que Rosa no limpiaba, su intención era transportar los residuos corpóreos desde la tapa del wáter al lavamanos. Al concluir sus cuatro semanas Carmela no podía disimular su alivio, aunque se moría de vergüenza, todo aquello era una nueva experiencia para la cual no estaba preparada.

Nicolasa, la mayor de las hermanas, había cumplido sesenta y tres años. Era una mujer muy espiritual que nunca faltaba a la misa de las ocho. Su origen era algo confuso porque no llegó a conocer a su verdadero padre, nadie hablaba de él, ni tenían noción de su paradero. Sabía que su madre la había parido a los quince años rodeada de secretos y eso había sido antes de conocer a su esposo ya fallecido. Él no fue su padre, pero la aceptó y toleró todos esos años junto a sus dos hermanastras y nada más. Nicolasa estaba más preparada que las otras, sabía de sus experiencias y como ellas, acondicionó su entorno para resolver cualquier situación que pudiese presentarse de improviso.

El domingo Nicolasa llevó a su madre a la Iglesia. Durante la misa trató de hacer memoria cuando fue la última vez que su madre había entrado en una de ellas. No lo recordaba. Rosa, sentada a su lado permanecía inmóvil observándolo todo, el altar, las velas, las imágenes y en particular al sacerdote que presidía el servicio. En una ocasión cuando todos estaban sentados y el sacerdote levantó sus brazos para bendecir a la congregación, Rosa se incorporó de su asiento con increíble energía y a todo pulmón comenzó a gritar:

—¡Gervasio! ¡Gervasio! ¡Gervasio! ¡Perdóname marido mío!...

Con la agilidad de un gato montés saltó sobre los bancos y en un santiamén corrió hacia el púlpito y se aferró a la túnica del sacerdote. Nicolasa horrorizada fue tras ella pero la conmoción era tal que en un instante se vio rodeada de feligreses que bloqueaban su paso.

—¡Gervasio perdóname! ¡Yo no era más que una niña y él muy mayor y terriblemente guapo ... me robó el corazón!

Rosa en su estado histérico continuaba aferrada al sacerdote y tirando de su túnica prácticamente lo arrastraba dando tumbos por los escalones del pódium. El último tirón desgarró la túnica y el resto del atuendo. El cura se encontró totalmente desnudo frente a la congregación, con aquella mujer abrazada a sus escuálidas piernas intentando besarle las rodillas.

—!Santísimo Dios!—exclamó el sacerdote—¡mujer apártese de mí, deje que me cubra, esta es la casa del Señor! y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras trataba de soltarse de aquellos brazos que ahora le aprisionaban los muslos y aquella cabeza con la melena desaliñada que le golpeaba los testículos.

Rosa continuaba rogando por el perdón del sacerdote aferrada a sus rodillas, pensando que se encontraba ante su marido Gervasio el cuál había regresado buscando justicia por su temprana indiscreción y todos sus pecados. Finalmente el cura recobró su compostura y poniendo las dos manos sobre la cabeza de Rosa pronuncio:

—¡Yo te perdono!—le dijo en un tono misericordioso—has sido una buena esposa y una buena madre. ¡Dios te perdona!

Rosa levantó la cabeza, sus ojos anegados de lágrima y los brazos fuertemente abrazados alrededor de las rodillas desnudas del sacerdote le confesó:

—¡Fue tu hermano!, mi querido Gervasio. Yo era una niña y el demasiado fuerte ... y guapo. Después hicimos el amor cientos de veces, pero llegado el momento, no quiso reconocer a Nicolasa y yo lo maté una noche a orillas del rio. Me despedí de él y le corté el cuello con las tijeras de trasquilar a las ovejas. Fue la última vez que hicimos el amor, la corriente se lo llevo muy despacio hasta que finalmente desapareció por la boca de la cueva que se traga al rio hacia las entrañas de la tierra..

Nicolasa se había acercado lo suficiente para oír las últimas palabras de su madre, ahora sabía quién era su padre y su paradero final, entonces decidió que sólo ella cuidaría de su madre hasta el último día de su vida.

Marco Antonio

miércoles, 26 de marzo de 2014

REFLEXIONANDO



Aquí estamos sentados frente a la pantalla del ordenador conscientes de que este es el momento que dedicamos a nosotros mismos. Ya no somos tan raros, más que soñadores hilvanando redes de lazos invisibles somos la vívida expresión de la actualidad y aunque nuestro entorno, al parecer se nos viene abajo, aquí estamos otra vez en la eterna búsqueda del no sé qué, porque no tenemos los objetivos tan claros. Eso sí, sólo cuando se nos antoja, sentimos la necesidad de formar parte de esta simbiosis que crea el contacto sideral. ¿Será que secretamente necesitamos confirmar que nuestra soledad no es un síntoma de enajenación?

El dialogo con el entorno invisible nos da ciertas libertades, el intercambio de ideas fluye sin pensar que en algún lugar de la red hay un ser humano que si se materializara frente a nosotros, quizás sería amenazante en sus expresiones, en sus respuestas y en su aura personal, pero frente a esta pantalla del ordenador, sus opiniones o discrepancias sólo contribuyen al crecimiento de nuestra autoestima y a la confirmación de que aún poseemos un grado de cordura.

Hubo un tiempo en que nuestra existencia fue más espiritual y menos compleja, entonces la imaginación no era sometida a tan inextricable tumulto de avances tecnológicos. Aún no habíamos despertado en el subconsciente las facultades que ahora ejercitamos frente a este teclado y esta pantalla. Casi nadie es consciente de su apariencia psicológica personal, pero en ése contexto, en nada nos parecemos a generaciones pasadas. No apreciamos cambios físicos en el espejo, pero en la cabina de mandos sí podríamos descubrir nuevas ramificaciones que afectan la conducta y nuestras preferencias.

Ahora estamos sentados aquí dispuestos a confrontar el mundo que en parte sólo existe en nuestra imaginación y nos disolvemos junto con las palabras que fluyen desde el teclado a la pantalla de algún ordenador, para nosotros, imaginario. Es así como organizamos la vida, un balance entre lo real y cotidiano y lo deliciosamente adictivo de nuestro noviazgo entre el subconsciente y las redes sociales.

Marco Antonio

jueves, 20 de marzo de 2014

SIN SECRETOS



El medio ambiente, en ocasiones, se carga de electricidad estática. Algunas personas han tenido esa experiencia al sentir el estremecimiento de la piel y el espeluznar del vello de sus brazos. Otras, como yo, han vivido esas sensaciones cuando el amor y la ternura permea el ambiente y te sientes abrumado por tanta dulzura en estado natural .

Tengo amigos y amigas que se han plantado en mi camino desde hace un instante, pero tal parece que han estado ahí toda la vida. Es algo así como una simbiosis de almas gemelas que a su paso va dejando una estela de estrellas que forman un arco iris cariñoso de amistades.

Tengo amigos y amigas que trabajan para crear con sus manos el paisaje de emociones que cada uno de ellos sueña por dentro. Una manera más de expresar que sí, nos merecemos el espacio que ocupamos y el tiempo que dedicamos a nuestro arte. Es así como vemos y vivimos lo que nos toca, desde un ayer hasta un mañana.

No dejamos de perseguir la médula de nuestras inquietudes esperando entender nuestra razón de ser y en el camino nos encontramos para cambiar de indumentaria, para hacernos mejores con el reflejo de las actitudes de otros, con el estilo, con el sabor de las palabras, con la conmoción que produce el aletear de ángeles en su vuelo al paraíso. Y eso tampoco es un secreto.

Marco Antonio

sábado, 15 de marzo de 2014

CASCARÓN DE HUEVO



El tiempo es como el cascarón de un huevo: protege. Aunque no te permita ver el contenido, bien sabes lo que hay dentro. Al final terminamos rompiendo la cáscara y la vida que en teoría pudiese contener, deja de ser parte del concepto natural de la supervivencia y preservación de la especie. La substancia en su interior, cumple otro propósito, se convierte en un nutriente esencial a la vez que se anuncia como una tácita venganza por el alto contenido de colesterol que ingerimos condensado en su yema.

Vamos por la vida siendo lo que somos, pero eso nadie lo sabe, porque llevamos la expresión facial de una cáscara de huevos. Dentro, donde ruge la tormenta nadie sospecha nuestro inmenso potencial para el bien y el mal, para amar y odiar o para ser justos o despóticos. Maduramos con el tiempo y nuestro contenido intelectual interactúa hasta alcanzar unas dimensiones sorprendentes. ¿De qué otra manera pudiésemos haber cambiado el mundo tantas veces hasta situarlo en esta posición patas arriba? En verdad, somos exquisitamente diferentes, no hay una especie semejante en todo el planeta que pueda romper un huevo sobre el borde de un sartén con tanta precisión y freírlo a la perfección.

Estamos retando a los fenómenos naturales, cataclismos como los huracanes, terremotos, las inundaciones y las sequías,destructores naturales del ambiente y la vida misma. Nosotros, los de la expresión de cáscara de huevos llevamos unos cuantos milenios destruyendo civilizaciones, exterminando ideas productivas y asesinando niños a granel con la asistencia del hambre, la miseria y el holocausto que tales males acarrean.

¿Por qué tengo esta impresión que destila de mis huesos que el tiempo está cambiando? No lo sé, nadie cree en premoniciones, ni en cambios climáticos ni en las fantasmagóricas explosiones en el Sol, tampoco estamos informado de estas cosas que nuestros cinco sentidos subrepticiamente perciben. No sé si como parte del sistema que gobierna nuestros destinos, estamos dentro o fuera del huevo.

Marco Antonio

martes, 11 de marzo de 2014

MI CARTA A LA VIDA Carmen Passano

Siempre nos rodearon fantasmas, o casi siempre, pero hoy esos fantasmas parecen haber sido barridos por el viento, porque abrimos las ventanas de par en par, para que salgan los que pudieron quedarse.Al final comprendimos que sacudirnos lo que no nos deja ser libres era lo inteligente, lastima que uno lo comprende demasiado tarde.

Esto querido amigo, es solamente el comienzo de esta carta a la vida.>br>
Amo las pequeñas cosas que son mis recuerdos, hasta unas piedras escondidas entre mis plantas, pero comprendo que a los únicos que hay que amar son a las personas, aunque las cosas a veces producen menos tristezas. Por eso ya que soy una devoradora de libros, comprendo que los libros aparte de ser un entretenimiento, para mi una fuente de cultura de conocimientos, de evasión y de imaginación, son especialmente el mundo de las palabras que se leen entre líneas, con una sensibilidad y sentimientos propios del autor o autora, y eso es lo que me atrae, lo verdadero es conocer al escritor, su vida su historia donde nació, donde vivió sus seres queridos, sus amigos, en fin conocer al ser humano que es o fue. Porque solo así se comprende lo que escribe, sea real o imaginario.

Siempre es tan difícil vivir, que uno se refugia en la fe en algo o alguien. La soledad es terrible cuando no la acompaña una fe interior en uno mismo, y no siempre se tiene la música.

Carmen Passano

sábado, 8 de marzo de 2014

EN TIEMPOS DE VIDA



Alguien tocó a mi puerta suavemente, pregunté con desconfianza quién era, miré por el pequeño agujero en la madera, pero no había nadie. Nunca llegué a entender cómo se manifestó la respuesta pero estoy seguro que oí cuando dijeron que era "Los buenos tiempos".

—Los buenos tiempos no han pasado por esta casa en años—respondí con un tono agresivo sin atreverme a abrir y sin aún poder precisar si había alguien ahí— Hace mucho tiempo que la mala suerte y las desgracias conviven en esta casa y la verdad es que se han acomodado tan bien en nuestro entorno, que al parecer, no tienen planes de marcharse, ni siquiera de vacaciones.

—No recuerdo haber tocado a una puerta y que alguien en este mundo me haya negado la entrada —me dijo la misteriosa voz en mi cabeza, sin yo saber exactamente de donde provenía— no puedo creer que usted se haya acostumbrado a convivir con tal melodrama y ser el anfitrión de la desdicha y la desventura.

Traté de reconstruir memorias y recordé que hubo tiempos en que la felicidad que traen los buenos tiempos estuvo en mi casa y compartió conmigo. Fueron tiempos maravillosos de dulce cohabitar, envueltos en un aura de paz y tranquilidad. Éramos dos, cómo lo somos ahora, y sin saberlo vivíamos escondidos de la realidad en aquél lugar idílico protegido por el mar y la arena de un mundo que ahora sabemos, nada tiene que ver con éste.

—Acuerdo haberte dejado abandonado en otro lugar—le grité– y me atrevo a jurar que de allí nunca te moverías, porque nadie, con sentido común, te dejaría escapar como lo hicimos nosotros—Aquí, en esta casa, ahora mismo somos muchos y no creo que si estás intentando entrar, tú seas quién dices ser. Nunca he oído que las desgracias y las desdichas pudiesen cohabitar con la felicidad de los buenos tiempos en un mismo espacio, así que debes ser algo abominable que intenta unirse al resto de mis tribulaciones. Entonces sentí que se alejaba de mí puerta y una dulce voz dentro de mi cabeza o quizás en mi corazón, de eso no estoy del todo seguro, me dijo:

—No vine a quedarme, solo a recordarte que sigo allí donde me dejaste y que cuando estos malos tiempos y sus consecuencias se aburran de arañar tu alma... Allí estaré como siempre esperando. El tiempo nunca se detiene, eso bien lo sabes, tampoco permite tanto a lo bueno como a lo malo permanecer en un lugar indefinidamente. Así es la vida y éstas son sus etapas, como los inviernos, las primaveras y los veranos. Las estaciones tienen su momento y nunca se les otorga un estado de permanencia.

Quizás aún quede tiempo en el invierno de tu existencia para encontrarte nuevamente en el camino. Te prometo que esta vez será una estancia prolongada, lo suficiente larga como para sanar las heridas de tan cruel y arraigada experiencia. No desesperes.

Marco Antonio

martes, 4 de marzo de 2014

HISTORIAS PARA DORMIR...

Se aferró a la palanca con determinación, sus dedos rodearon firmemente el trozo de piel de serpiente que cubría el mango de la barra de madera y plantó los tacones de sus raídas botas contra el grueso borde de la plataforma a tres metros del suelo donde le tocaba sentarse. Levantó la cabeza y lanzó una mirada hacia el otro lado de la plaza; el Alcalde le observaba. El silencio era absoluto con excepción del velado crujir de las madejas de paja seca que rodaban arrastradas por el viento levantando el polvo rojizo de aquel pueblo sin nombre perdido en medio del desierto.

El alcalde extrajo un reloj del pequeño bolsillo de su chaqueta e intentó limpiar la superficie del cristal con el sudor de su pañuelo. Miró la hora y después observó la posición del sol en esos momentos, al parecer quedó satisfecho, solo faltaban dos minutos para las tres de la tarde. Le estuvo curioso que el hombre en la tarima estuviese tan calmado, llevaba parado allí como una estatua y con las manos atadas a su espalda por más de media hora; también era curioso que no demandara que le removieran la capucha negra que le cubría la cabeza. Otros en su posición, temblaban de pies a cabeza y no soportaban el peso de la soga que ahora descansaba alrededor de su cuello.

El alcalde dedujo que había tantos niños como adultos en este evento. Bueno, no todos los días colgaban a un malhechor de tanta categoría, un criminal buscado por muchos en cuatro estados del sur y finalmente atrapado aquí, en el rincón más absurdo de la tierra. Este año de 1886 no fue muy bueno para los cuatreros en Tejas.

La primera campanada estremeció a todos los allí presentes. El cura también mantenía una estricta tradición en su iglesia, la exactitud de la hora y el tañer de sus campanas. El alcalde volvió a comprobar su reloj: eran las tres de la tarde... en punto. Sonó la segunda campanada, había llegado la hora, el alcalde se volvió hacia la tarima y fijando la mirada en el hombre que se aferraba a la palanca como si de su diligencia dependiera la vida misma, hizo un leve movimiento de cabeza...Sonó la tercera campanada.

El hombre tiró de la palanca con todas sus fuerzas, la trampilla sobre la cual el malhechor descansaba sus pies desapareció con un crujido del mecanismo confiado y bien lubricado. El cuerpo se precipitó al vacío por el agujero de la trampilla, en un instante se tensó el nudo de la horca, y la multitud cercana al cadalso pudo percibir el leve pero truculento sonido de las vertebras que ceden ante la fuerza de la gravedad. El cuello se había deformado y las piernas en una pugna grotesca daban sus últimos espasmos antes de quedar sin vida. Todo acabó en un instante, entonces el alcalde ...

Margarita cerró el libro de cuentos y miró a través de los barrotes de la cuna, en algún momento Pablito se había quedado dormido escuchando la impresionante narrativa. Esto era algo incomprensible para ella. Había comenzado leyendo cuentos del osito, después Blanca Nieves y la Cenicienta. Más tarde estas historias ya no le servían, así que intentó leerle aventuras de piratas y las de Tarzán de los monos. Ahora leían novelas del Oeste Americano, pero no estaba segura hasta cuándo le arrullarían estas historias, en verdad, no lo sabía. Mañana intentaría comenzar con Edgar Allan Poe.

Marco Antonio

jueves, 27 de febrero de 2014

ESTA PRUEBA...



¿Alguna vez has repudiado las ganas de vivir cuando esa pesadumbre oscura, espesa y negativa se posa sobre tus hombros y te abruma?

La vida siempre nos tiene a prueba, en ocasiones nos estruja o nos zarandea pero nunca nos abandona a destiempo. Somos pura biología y como tal, así son nuestras necesidades, las de sobrevivir la hora y el día y verlas desaparecer sin saber por qué.

Y aquí nos encontramos, los mismos de siempre con los recuerdos de todas nuestras experiencias; las que marcharon no sé por dónde, pero que en el proceso dejaron escritas una biblia de mandamientos, esos que fueron con el tiempo modificando nuestra conducta y la manera de ver las cosas el resto de nuestras vidas.

Repudiar las ganas de vivir es más una reacción momentánea que una condición humana. Queremos... No, es más, necesitamos de la vida para expresar lo que somos y para recibir el caleidoscopio de las emociones que nutren y maduran nuestro carácter. ¿Habrá quién rehúse rescatar el recuerdo del roce de unos labios en la noche del tiempo, o quién no reviva una y otra vez, el contacto de unos dedos tibios que recorrieran nuestra piel en las visiones que entreteje la memoria? No, no se puede repudiar la vida si nuestras más íntimas añoranzas están ligadas a la expectativa de lo que está por venir.

Es hoy cuando debemos estar ahí para quedarnos con su substancia, también es hoy un día más para sentir como se escapa nuestro tiempo hasta desaparecer por no sé dónde sin dejar rastro. Sin embargo, también es hoy el mejor momento para dar lo mejor de nosotros y crear nuevos horizontes en un mundo donde debemos prevalecer porque siempre, no importa donde o cuando termine esta travesía, llevaremos una diadema incrustada de recuerdos ceñida a nuestras sienes.

No... No hay razón para repudiar las ganas de vivir.

Marco Antonio

martes, 18 de febrero de 2014

UN DÍA COMO OTRO CUALQUIERA...



En tres zancadas el animal alcanzó el final del callejón y de un salto se precipitó contra su pecho, el impacto le derrumbó sobre el pavimento dejándolo prácticamente indefenso. Sintió la humedad de su propia sangre saturando la camisa a la altura del cuello, no podía respirar, ni tampoco visualizar lo que estaba ocurriendo, su garganta estaba aprisionada entre las enormes fauces del Rottweiler.

Ella procedía de una familia acomodada, él era un misterioso soñador aventurero que al terminar la carrera de ingeniería solicitó asociarse a una ONG (médicos sin fronteras) en África. Allí, apartado del mundo, trabajó aportando ayuda logística en un lugar agreste y solitario. Su relación con Graciela comenzó en uno de los campamentos en Marruecos, dos años más tarde contrajeron matrimonio y regresaron a España contra los deseos de Germán. Graciela había cumplido los veinticuatro años cuando tuvo su primer bebé y apenas dos meses después, estaba embarazada por segunda vez. Germán había perdido el empleo en medio de la crisis económica que azotaba a Europa y sabía que encontrar otro trabajo era un sueño remoto.

Comenzaron las discusiones y los argumentos por dinero y las limitaciones económicas para viajar por el mundo como él siempre había soñado. Germán, en su frustración, comenzó a beber y ausentarse dejándola desatendida con un bebé recién nacido y otro a punto de nacer. Su única compañía era el corpulento perro de la raza Rottweiler que habían comprado al regresar de Marruecos. El matrimonio comenzó a desarticularse y las discusiones eran cada vez más fuertes hasta convertirse en batallas campales donde Graciela siempre llevaba la peor parte, su única protección era el perro que se interponía entre los dos intentando protegerla cuando Germán, en estado ebrio, enloquecía e intentaba golpearla.

Los padres de Graciela finalmente se enteraron de lo que estaba ocurriendo por un vecino de puertas del matrimonio e inmediatamente vinieron a socorrerla. La trasladaron a su casa bajo protestas, ella rehusaba dejar a su marido aunque estaba prácticamente abandonada y a punto de dar a luz. Con ella y el bebé, también se llevaron al perro. Esa madrugada Germán en un estado incoherente, golpeó la puerta de sus suegros demandando que su mujer e hijo regresaran a su casa, la algarabía fue tal, que finalmente la policía se presentó y lo arrastró al calabozo. La niña nació unos días después y en cuestión de semanas las numerosas promesas y disculpas de Germán surgieron efecto y ella y los niños regresaron a su casa, también los acompañó el perro.

El hedor de su cuerpo alcoholizado era más de lo que Graciela estaba dispuesta a soportar a su lado en la cama. Le empujó con todas sus fuerzas y girando una media vuelta el borracho cayó de la cama. Se levantó a duras penas y volviendo a la cama la emprendió a golpes con ella causándole un corte en el pómulo derecho y aflojándole dos dientes de otro puñetazo. Finalmente se sentó sobre ella inmovilizándola y comenzó a infligirle terribles golpes en sus pechos y en las costillas; ella intentó gritar, pero él le calló la boca de un puñetazo. Los niños comenzaron a llorar y el perro ladraba furioso mientras saltaba contra la puerta de cristal que separaba el patio de la habitación.

El teléfono de la mesilla de noche sonó estrepitosa mente, el padre de Graciela despertó alarmado y levantó el auricular: ¡Ese marido borrachón está matando a tu hija! ¡ Vamos a llamar a la policía! .Se precipitaron escaleras abajo en pijamas, recogieron las llaves del coche y mientras él maniobraba para salir del garaje, ella llamaba a la policía. Los gritos, los llantos y los ladridos eran escalofriante, muchos vecinos habían salido a la calle y algunos más arriesgados se atrevieron a golpear en la puerta.

El Rottweiler había perdido la razón, su instinto natural le exhortaba a defender a su ama. Continuaba catapultando su poderoso cuerpo contra el cristal de la puerta del patio, pero la estructura resistía todos sus embates. El padre de Graciela dejó el coche en marcha y corrió hacia la puerta donde varios vecinos intentaban forzar la entrada; era una puerta de seguridad capaz de resistir mucho más. El padre se dirigió a toda prisa por el costado del edificio hasta llegar a un muro desde donde podía claramente oír los furiosos ladridos del perro. Intentó escalarlo pero le fue imposible. Mirando a su alrededor pudo ver unos cajones de basura abandonados y con ellos hizo un montículo lo suficientemente alto para permitirle saltar y así lo hizo.

El enloquecido perro oyó el movimiento al fondo del patio y volviéndose localizó a la figura que avanzaba en su dirección. Emprendió una vertiginosa carrera y de un salto derribó al padre de Graciela, segundos más tarde, había cerrado su poderosa mandíbula sobre la garganta del pobre hombre que en un instante quedó despedazada. Ahora, a la merced del desquiciado animal, su vida estaba a punto de apagarse. El perro regresó a toda carrera a la casa y otra vez se abalanzó sobre la puerta, esta vez con tal fuerza, que el cristal cedió explotando en mil pedazos.

Germán no había cesado de golpear el cuerpo inánime de Graciela, los dos estaban bañados en sangre, pero el demente continuaba infligiendo porrazos a su víctima. El perro saltó sobre él, pero Germán tuvo tiempo de cubrirse la cara y neutralizar la embestida. Como si de pronto la lucidez hubiese despertado en su cerebro, actuó con rapidez y se resguardó detrás de Graciela. Cuando el perro inició su segundo ataque, Germán lo esquivó lanzándole el cuerpo exánime de su mujer, el perro confundido, por un instante perdió su agresividad, momento que el marido aprovechó para desaparecer por la grieta en la puerta. Por unos segundos el Rottweiler lamió el rostro de Graciela y gimió tristemente. Intentó despertarla empujando el cuerpo con su cabeza, pero en vano, finalmente pareció concentrarse en la brecha en el cristal y de un salto desapareció a través deL agujero.

Germán había logrado escalar el muro y escapar por los senderos entre los patios que separaban una casa de otra. No estaba seguro de lo que había pasado, pero su cabeza ya libre del estupor del alcohol, le dictaba que huyera. No podían permitir que lo encontraran, si así fuera, todo saldría a la luz, todo sería una verdadera catástrofe. Mientras corría, por su mente pasaron celajes de un momento años atrás, borracho como esta vez, cuando agredió a una puta dejándola por muerta en el hotel . Sus recuerdos retrocedieron aún más y se vio en el momento en que descubrió la relación de su madre con el hermano de su padre. Nunca más se cruzó una palabra entre madre e hijo. Germán tenía diez años cuando su tío se ahogó; pescaban juntos en el Mediterráneo, al tío nunca le encontraron.

Sacudió la cabeza y volvió a la realidad, su desesperada carrera lo había llevado a un callejón sin salida, se volvió bruscamente e intentó buscar otra vía de escape ...

En tres zancadas el animal alcanzó el final del callejón y de un salto se precipitó contra su pecho...

Marco Antonio

jueves, 6 de febrero de 2014

MAL TIEMPO

La lluvia y el viento maltratan a todo el que se aventura a salir a la calle, lleve lo que lleve puesto para protegerse. En estos meses de invierno las olas en el Cantábrico exceden los diez metros de altura y hemos visto a más de una persona en las noticias de las once de la noche ser arrancada de los muros que protegen los paseos marítimos.

El tiempo va de mal en peor, pero también la cabeza de muchos seres humanos que han perdido el vínculo con la realidad y ya no distinguen la diferencia entre el bien y el mal. Si en realidad te entretienen los programas de noticias, entonces sé que noche tras noche has sido testigo del mal tiempo y de la conducta demencial y violenta de muchas personas que comparten este planeta con nosotros. Lo ves en tu pantalla panorámica y te vas dando cuenta de que no está sucediendo en un país lejano u otro mundo, en la mayoría de los casos ocurre en tu ciudad, en tu pueblo o en tu mismo barrio.

Rehúso describir las atrocidades tal como las he visto o me las han contado, pero sí me atrevo a confesarte que en éstos momentos no creo que nos estemos ganando el cielo. La conducta que siempre hemos considerado normal, el respeto a tus semejantes y el amor al prójimo se están diluyendo en la miasma demencial que se propaga por todos los niveles de la sociedad.

Algo está ocurriendo, pero que difícil es identificarlo como progreso, o explicarlo como una etapa evolucionaria que es necesaria rebasar. Vivimos dentro de la ciencia ficción que nuestro intelecto ha creado, ya hemos dado ese próximo paso hacia el futuro, pero al hacerlo, nos vemos obligados a despojarnos de los valores heredados y a reconsiderar la importancia de esta preciosa vida que nos han dado.

Debemos ser extremadamente optimistas para pensar que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, si llegan a formar parte de una muy especial minoría, lograrán construir un mundo mejor.

Marco Antonio