Olores y sabores de todos mis tiempos, voces que ya no están pero que oigo cuando a mi corazón se le antoja, al igual que los celajes de instantes vividos que a esta hora y en esta última campanada del año me asaltan para enternecer mi corazón con los retazos de mi vida.
Y heme aquí, de la mano de lo único que me queda dulce y bueno, preparado para dar el salto a un nuevo año. Conmigo llevo el deseo de quererlos a todos sin importar distancias, de mantener los vínculos que nos atan y de ser merecedor del milagro de tenerlos en mi mundo y nosotros de ser parte del vuestro.
Marco y Marga