LO QUE SIEMPRE HEMOS QUERIDO DECIR, PERO HASTA AHORA NUNCA NOS ATREVIMOS

martes, 1 de junio de 2010

CARTA A MÍ MISMO

Mayo 2010

A VECES HAY QUE GRITARLO…

No es tiempo el que me sobra para alargar la lengua y saborearlo todo. Su falta es lo que más añoro para poder seguir degustando de los colores del mundo, sus noches y sus días, las gotas de la lluvia, el olor a pan horneado, la risa de los niños y todo lo que se manifiesta a través de mis cinco sentidos. Me falta tiempo para entenderlo y asimilarlo todo, hasta para deshacerme de la carga emocional que vibra a mi alrededor. Siempre me desdobla. Quisiera estar convencido de que dentro de mí queda suficiente espacio para amar hasta el infinito, pero creo que no. Día a día, el tenaz y persistente contacto con la indiferencia tatuada en la piel de aquellos que me tocan no lo permite y me voy consumiendo en ese espacio saturado de artificialidad y desconfianza. A veces siento que soy mi peor enemigo, aplastado bajo el peso de mis propias contradicciones. Lo digo en voz alta como si no me importara, pero en verdad, me importa demasiado porque me causa un descarnado dolor en el alma. La verdad es que no acierto a ubicarme en éste rompecabezas de contradicciones. Sospecho que me apesta la vida, porque no se asemeja a mis sueños. He apagado los oídos para prestar mejor atención a mis fantasías y así he descubierto que el placer de vivir de sueños es más agradable que la puta realidad que perciben mis sentidos. Sé muy bien que estoy hablando así, porque en estos días murió una persona que nunca verá a su nieto crecer. Se marchó con la idea de que aún le quedaba mucho por vivir.

Marco Antonio

7 comentarios:

  1. No tengo porque no hay, palabras que ofrecerte.
    Te abrazo y te acompaño desde la distancia.

    ResponderEliminar
  2. Muy descarnado. Una vena de brava rebeldía que no sabia que existia en tí. Me has sorprendido gratamente.
    Cómo Natalia solo puedo abrazarte y decirte que también estoy.

    ResponderEliminar
  3. Todos marchamos igual en cierto sentido.
    Quizá lo malo no sea marcharse sino el veneno de los sueños.
    Pregunta de exámen: ¿Quién nos los inocula?
    Estamos contigo, Marco.

    ResponderEliminar
  4. Toda pérdida nos mutila, y el muñón sangra. Vomitar el dolor ayuda a cauterizar la herida. Por lo demás creo que no estás solo en la experiencia de sumar contradicciones. Claro que la vida es una constante interacción de dar y recibir amor, indiferencia, agresión...todo. Pero siempre prevalece como la corriente de un río inextinguible el sentimiento del que está hecha nuestra esencia. Y tú eres -estoy segura- más allá de tu rebeldía frente a los perfiles oscuros o sangrantes que la vida te muestra día a día, más allá de instantáneas defecciones que esos perfiles te pueden provocar, un tío de corazón ancho desbordado de amor.

    Un abrazo más, por si bien viene.

    raphaela

    ResponderEliminar
  5. Una reflexión que incita y provoca. Alivia el saber que nuestra serotonina es intercambiable, que las puertas son reconocibles y todas conducen a lugares específicos de nuestra condición humana. Pero sólo nosotros elegimos el atuendo que llevamos para cada ocasión, para cada baile con la vida.

    ResponderEliminar
  6. Marco, no meu pouco entendimento e não muita sensibilidade percebo que a realidade desta nossa efemera vida foi muito bem retratada por voce nesta carta. Em certo momento de nossa caminhada nos quedamos diante da morte de um ente querido, diante de uma doença que nos consome ou diante da nossa própria incapacidade e dependência fisica que a idade nos caleja.Dai, nos vem a certeza crua e nua das nossas impossibilidades diante da vida que se queda...

    ResponderEliminar
  7. Meu pouco entendimento dice:
    Que sigo queriendote mucho a pesar de la inmensa distancia y el paso del tiempo. Más de doce años y aún sigues ahí. Un beso.

    ResponderEliminar